En Bardo, Alejandro González Iñárritu se pone demasiado personal y, sin dejar su estilo pretencioso y medio payaso, nos deja ver algunos de sus sentimientos más íntimos acerca de su éxito tras salir del país, lo que significa regresar al terruño y cómo siente que lo ven al otro lado del río Bravo.
Hasta se aventura a tratar el tema de los inmigrantes desde varios ángulos, esto último pasando de panzazo, pero en general entrega una de sus películas más disfrutables (que acá entre nos, para mí la barra estaba demasiado baja). Pero como dijo Jack, vamos a destripar esto.
RESEÑA CON LIGEROS SPÓILERS, NADA QUE ARRUINE LA PELÍCULA
NO SOY DE AQUÍ…
Silverio (Daniel Giménez Cacho) es un periodista mexicano que hace 20 años dejó su trabajo en Televisa (o su equivalente para el caso, pues no le llama por su nombre pero sí dice que sí es la televisora más grande del país) para buscar suerte en el gabacho, donde se ha ganado el respeto de la crítica gracias a sus documentales.
Ahora está por recibir un premio en Estados Unidos que podría abrirle la puerta de la Casa Blanca para una entrevista con el preciso, y previo a ello regresa a México para reencontrarse con familiares y amigos mientras vemos su proceso entre la depresión y la ansiedad, porque pobre niño rico.
No hace falta ser un genio para reconocer que el protagonista es avatar del director, hasta le llaman “Prieto” al personaje creado por “el Negro”, quién entre escenas parece pasar de la confesión al berrinche.
Reiteradamente, Silverio es criticado porque dice amar mucho a su país natal y no permite que los extranjeros hablen mal de México, pero es el primero en señalar los problemas que vivimos. Vamos, como cualquier mexicano.
SER FELIZ ES MI IDENTIDAD
Las escenas pasan de una a otra a veces con transiciones fáciles, otras no tanto, como si de sueños se trataran.
Eso sí, siempre lidiando con los sentimientos del protagonista, quien como cualquier persona ha tenido grandes derrotas y grandes éxitos, terribles pérdidas pero logros destacables,
Lo que me gustó es que no parece ser una película para complacer audiencias. Es casi una mirada autobiográfica en la que el GonzAlex decide usar el dinero que le dio Netflix para externar todo lo que trae dentro sin importarle mucho el qué dirá la gente.
Vamos, es como su cuenta de Twitter hecha película, en la que publica sobre el desayuno familiar que acaba mal, su opinión sobre la Conquista, le tira hate a Televisa y al gobierno en turno y hasta nos avisa cuando va al baño (un momento muy emotivo).

EL CARNAL DE LAS ESTRELLAS
En Bardo, Alejandro González Iñárritu lanza unas feroces críticas a las televisoras nacionales, sobre todo a los presentadores de noticias (que no los baja de vendedores glorificados), y con cierta condescendencia los malmira por quedarse estancados en México.
Justo en voz de un presentador de noticias que era su amigo cuando empezaban su carrera, Silverio recibe una sarta de críticas a sus documentales que aplican para cualquier película de González Iñárritu: pretenciosas, que no saben a donde van, uso indiscriminado de escenas oníricas.
Casi hasta parecía autocrítica con toque meta, pues aplica muy bien a la película que estamos viendo, pero claro que el director tiene la respuesta y se lanza con todo contra sus detractores.
La escena sí merece aplausos porque al poner ésta crítica dentro de la película desarma a cualquier crítico profesional (menos mal que no es mi caso). Puedes estar de acuerdo con él o no, pero se requiere coraje para poner esto en pantalla, y la actuación de Giménez Cacho es soberbia.
CASTILLOS EN EL AIRE
En Bardo, Alejandro González Iñárritu, guionista y director no se queda corto con las quejas sólo al lado mexicano, pues como residente estadounidense también tiene varias pedradas que lanzarle a los vecinos del norte.
Casi al inicio tenemos una interacción entre Silverio y un gringo que le puede conseguir una entrevista en la Casa Blanca si el discurso de aceptación del famoso premio es en tono amigable a la administración presidencial estadounidense.
Ya en este momento la sutileza salió por la ventana, pues en esta escena aprovecha para hablar acerca de la invasión de Estados Unidos a México y la masacre en el Castillo de Chapultepec (con un par de puyas al hecho de que el territorio que perdieron los mexicanos, con todo y la transacción financiera).
Mención aparte la realización de la escena en el Castillo, que tiene los toques del director (como las pelucas rubias en actores morenos para interpretar al ejército estadounidense) pero con todo está bien filmada.

NI SOY DE ALLÁ
En éstas quejas / denuncias / berrinches, el director aprovecha para externar su frustración de que, a pesar de tener 20 años viviendo en Estados Unidos, sabe que los locales jamás lo verán como algo más que un extranjero que vive ahí.
Lo deja claro en una escena algo incómoda en la que Silverio y su familia regresan a Gringolandia y tienen que pasar por la revisión de pasaporte, y el oficial estadounidense que le reitera que Estados Unidos no es su hogar es un morenazo, lo que le permitió escribir la joya de diálogo “pareces más mexicano que yo”, ¿un poco clasista el director? ¡Nah!, ¿Cómo creen?
AL ESTILO DE CASA
El trabajo del director de fotografía, Darius Khondji, con los editores Mónica Salazar y el mismo GonzÁlex, deja un par de escenas muy bien logradas entre el frenesí del momento y unos falsos planos secuencias en situaciones casi mundanas, como son la visita a los sets de la televisora mexicana y el baile en el Salón California en el centro de la Ciudad de México (esas sí vale la pena verlas desde el punto de vista de producción).
Hay una escena en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, con una montaña de cadáveres sobre la que Silverio tiene una plática con Hernán Cortez.
La escena como tal sí pretende discusión e introspección nacionalista, pero más allá de la mamarrachada, la ejecución es sorprendente entre la cantidad de extras que requirió y lo bella que es (hasta donde se permite una escena con una montaña de cadáveres, claro).
Finalmente, Bardo resulta ser un viaje revelador por la cabeza de Alejandro González Iñárritu, enmarcado con esta historia muy humana pero narrada de manera muy mamona. O sea, al estilo del director.
Pero ahora sí que para variar, vale la pena echarle el ojo, por lo menos para el mame.
Ya dije.

FICHA COVACHA
BARDO, FALSA CRÓNICA DE UNAS CUANTAS VERDADES
Dirección: Alejandro González Iñárritu.
Guión: Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone.
Elenco: Daniel Giménez Cacho, Griselda Siciliani, Ximena Lamadrid.
Estreno en cines: Octubre 27, 2022.
Estreno en Netflix: Diciembre 16, 2022.
Estudios Churubusco | RedRum | Netflix
2022 | B | 2h 39min
NOTA IMPORTANTE
Las puntuaciones pueden ser engañosas. Técnicamente la película es muy buena (no soy fan de GonzÁlex Iñárritu, pero en su estilo es muy buena la dirección de la película, la edición, las actuaciones están bárbaras y una excelente fotografía).
Por eso incluyo la duración, que la hace pesadita, y el aguante a lo pretencioso de la obra, que también es bajón. Los Ajolotes son mi puntuación “comodín”, para balancear el puntaje final a un número más fiel a mi opinión.