Era el lejano mes de septiembre del 2018 y aún imbuido en ese ambiente patriotero me decidí ir a ver una película nacional, hecha en México como los buenos tacos. Por desgracia sólo estaban en cartelera una llamada Plan V que parece querer quitarle el título de “peor producto pseudo-nerd” a The Big Bang Theory, y pues mi patriotismo no da para tanto… ¡AH!, Pero como enviado del Cielo vi un cartel horriblemente mal hecho que decía las palabras más mexicanas en el idioma español: Demián Bichir.
Así terminé viendo La Monja, en su momento la más reciente película en la franquicia El Conjuro, de la que he oído mucho pero visto casi nada, y que si le creemos a los títulos de los artículos de internet, es la más recaudadora de la saga.
No les voy a decir que es una película buenísima, pero no me pareció mala. Por lo menos no me aburrió en ningún momento, es palomera pues. Pero lo más importante es que me dejó pensando en algunas cosas con respecto al terror RELIGIOSO… pero como decía Jack el Destripador, vayamos por partes.
EN EL PRINCIPIO…
Para quienes no la hayan visto, La Monja inicia y se centra en la abadía de Carta, un monasterio (¿monjasterio?) en la Rumania de los 50 (aunque en un mundo paralelo donde no hay Comunismo en la Rumania de los 50). Ahí, vemos morir a dos monjitas, una de ellas vía suicidio, pero ambas por culpa de algún fantasma, demonio o entidad que toma la forma de una monja.
Estos eventos desatan una investigación por parte del Vaticano, por lo que llaman a uno de sus mejores detectives de milagros, el padre Burke, interpretado por nuestro tesoro nacional Demián Bichir, a quien le cuelgan una novicia con poderes psíquicos latentes para que haga de su sidekick, la hermana Irene (Taissa Farmiga). Juntos viajan a Rumania, donde se entrevistan con un franco canadiense (no confundir con Steve Hyuga), Frenchie (Jonas Bloquet) que encontró a la monja suicida y quien también es el único que tiene contacto con la abadía, al ser el que le lleva las provisiones.
Con eso inicia la típica trama de “casa/castillo embrujado”, nuestros valientes protagonistas se quedan a dormir una primera noche sin saber que les espera un demonio queriéndolos matar. Tras esto, el padre Burke y la novicia se ponen a investigar acerca de la historia del castillo de Carta y descubren que el lugar pertenecía a un conde que hacia rituales satánicos hasta que la Iglesia intervino (si, es un genérico intercambiable del Conde Drácula, porque nadie le dijo a James Wan y compañía que Drácula está libre de derechos de autor).
Pero antes de la intervención eclesiástica, el Conde Drác-er- de Carta invocó a un demonio muy poderoso llamado Valak, quien sólo pudo ser aprisionado dentro de la abadía con el poder de la mismísima sangre de Cristo y que tiene que estar en constante vigilancia, de ahí que el castillo se haya convertido en un monasterio, ya las monjas tienen que mantener una “vigilia perpetua”.
Todo iba bien hasta que la nación de Alemania atacó y una bomba rompió algunos sellos y le permitió a Valak escapar poco a poco. En uno de los mejores giros de la trama (porque realmente nos lo dijeron desde la primera escena) no hay ni una sola persona viva en la abadía aparte de nuestro trio de héroes, la monja suicida fue la última de la orden.
Aún buscando esta información les cae la noche y quedan separados como en toda película de horror y tendrán que sobrevivir hasta poder encontrarse para que todos juntos, con el poder de la amistad y una reliquia con la sangre de Cristo (y el rito de iniciación de la novicia que pasa a digievolucionar a La Monja). vencer al mal.
Al final, como Hollywood lo demanda, todos sobreviven y viven felices para siempre… más o menos. Como precuela a la serie de El Conjuro. algunos personajes están destinados a una muerte horrible y obviamente Valak logrará liberarse en un futuro no muy lejano… para espantar gringos de los suburbios… ahora que lo pienso, el pobre demonio pasó de ser una criatura del mal que requería de todo el poder de la Iglesia Católica para mantenerse quieto a ser un simple poltergeist en Gringolandia… vaya que le ha ido mal al pobre, ¿estará bien? ¿Habrá comido?

EL LADO BONITO DE LA PRODUCCIÓN
Como verán, no es en la trama donde la película se luce demasiado, es bastante cliché, aunque no tanto como el estándar del género, se preocupa por lo menos de maquillar las tropes más reusadas.
Demián Bichir no lo hace mal, no habla con acento (aunque tiene diálogos muy concisos, nada que lo haga hablar mucho por largos ratos), los otros protagonistas, aunque ilustres desconocidos, son bastante amenos y tanto la novicia como el francocanadiense te caen bien y por lo mismo te importa si sobreviven o no. El “terror” … meh, puro Jump Scare…
Pero es en la ambientación y el contexto donde La Monja se me hace interesante, pues la película usa a la Iglesia Católica como su “Lore”.
Es muy raro que un producto americano use a la religión católica en su conjunto, con toda su parafernalia, no sólo como institución creepy/indiferente/maligna, y en La Monja es justo lo que hacen. Más arriba me burlé del hecho de que usan el rito de iniciación donde la novicia pasa a ser monja como una “digievolucion”, pero la verdad es que, en el contexto de la película, funciona. Es un momento de cúspide dramática en el que nuestra heroína esta lista para enfrentar El Mal.
Hablando de eso, uno de las escenas que más me gustaron fue la en la que la novicia y el resto de monjas (aún no sabemos que son todas fantasmas) se sientan a rezar como parte del rito de la Guardia Perpetua, y Valak, en formato “entidad incorpórea”, comienza a atacarlas y ellas se tienen que mantener rezando… la escena funciona como escena de “lucha entre el bien y el mal”, e incluso hace ver al acto de rezar como algo badass… y tanto que nos burlamos de Saori.
Aparte de eso, también recurren a los clásicos demoniarios y a la orden del templo de Salomón, pero de una forma más similar a una historia de aventuras que a una historia de terror, de hecho, la otra escena que me gustó bastante es el flashback donde vemos a los Caballeros Templarios agarrar al Conde Drácu… digo al conde de Carta a media invocación (con todo y cadáveres colgando del techo y sangrando el piso), algo que parece más sacada de un juego tipo God of Halo: Gears of Honor que de una película de terror.

¡SANTOS MIEDOS!
La película usa a la religión más allá de los cliches típicos de las películas gringas: posesiones (El Exorcista), cultos (El Sacramento) o entidades malignas manipulando a los humanos para sacar lo peor de ellos (The Witch). O sea, hay todo eso en la película, pero mucho más. Y me dejó pensando… ¿por qué es tan raro encontrar historias así?
La religión judeo-cristiana da para mucho, mucho Lore. Casi tanto como la mitología griega. Es probablemente la institución más antigua que aún sigue vigente (data del Imperio Romano), ha pasado por muchas etapas: el cristianismo original pre-romano, el cristianismo del Imperio Romano, el primer sisma entre oriente y occidente, la Iglesia durante el Renacimiento (y la Inquisición), la Iglesia como uno de los brazos del imperilismo europeo, sus luchas con el islam, el segundo sismo protestante, etcétera, etcétera.
Con tantos siglos y tantas ramas, la religión judeo-cristiana ha desarrollado un cuerpo de mitos casi tan extenso como el de cualquier otra mitología más antigua, hay libros enteros que se dedican a enumerar demonios, hay corrientes enteras que salen de UNA interpretación de la biblia (todo el asunto con Lilith, los gigantes, etcétera).
En el terreno más mundano, la historia de la institución (o LAS instituciones) religiosas seguramente están llenas de datos curiosos (desde el mito del Papa mujer, hasta esa época en la que había más de un Papa) y claro, toda una historia de crimen y corrupción que fácilmente se puede explotar. Mas todas las historias “místicas” o “sobrenaturales” que nos podrían contar.
Y en su relación con otras religiones y el sincretismo cultural… uff, ¡ahí es toda una discusión aparte!, Desde folklore como el de los “diablitos” del sur de México, hasta religiones simbiótico-secundarias como el culto a la Santa Muerte o la Santería… a lo que voy es: hay mucho material por explorar, ¿por qué nos seguimos quedando con angelitos de alas blancas contra SATANAS?

DE RELIGIÓN Y COSAS PEORES
Por último, la estética es perfecta para historias de terror religioso, por lo menos la de la religión católica.
En una de sus reseñas, Movie Bob decía que él cómo católico (versión gringa) encontraba tierno cuando los artistas protestantes salen con la idea de tomar cosas religiosas y hacerlas “DAAAARKS” porque un vistazo a la biblia y todos descubrimos que ni el más egglord de los Todd McFarlenes o Zack Snyders se va a inventar cosas peores. Es una religión que tiene a un hombre sangrando en agonía clavado a una cruz… COMO SÍMBOLO.
En fin, que todo esto y más me dejó pensando la película palomera de La Monja, no les voy a decir que la vean porque pues, tampoco está TAN buena, pero sí les voy a pedir que la próxima vez que vayan a misa, piensen en todos los elementos que ahí ven y fíjense que pueden convertirse en una buena historia de terror.

FICHA COVACHA
LA MONJA
The Nun
Director | Corin Hardy
Escritores | Gary Dauberman (screenplay), James Wan (historia)
Elenco | Demián Bichir, Taissa Farmiga, Jonas Bloquet
B15 | 1h 36min | Horror | Septiembre 7 2018 (México)