Un Lugar en Silencio – Reseña

La Mano de Fá

Las expectativas son enemigas del disfrute. Pero cuando hasta el mismísimo Stephen King se expresa en redes sociales para aclamar una película de suspenso, resulta muy tentador ir al cine a descubrir la razón detrás de la alabanza, y es improbable acudir sin al menos una pizca de emoción. “Una pieza de trabajo extraordinaria”, es como el icónico autor de terror describió en Twitter a Un Lugar en Silencio, un thriller de horror dirigido y estelarizado por John Krasinski, y con la actuación protagónica de Emily Blunt (quien por cierto es esposa de Krasinski en la vida real, un detalle que favoreció considerablemente la dinámica entre ambos actores).

UN LUGAR COMÚN

Sin duda, la premisa es excelente: una familia de seres humanos se ve obligada a permanecer en silencio para poder sobrevivir a terroríficos depredadores capaces de detectar una amplia gama de sonidos a varios kilómetros de distancia.

No hay nada que obligue más a la psicología humana a empatizar con una historia de horror que el instinto de supervivencia. La simple posibilidad de convertirnos en la presa activa toda clase de emociones viscerales resultado de un largo y doloroso proceso de evolución.

La primera escena de la película no solamente aborda esta noción, sino que va directo a la yugular del sentido de preservación de la especie: el instinto maternal. A través de una narrativa que logra ser brutal sin resultar ultrajante, y emotiva sin verse forzada, nos presenta a una familia que no solamente tendrá que llevar a cabo enormes proezas para sobrevivir, sino que además lo tendrá que hacer bajo la sombra de una pérdida irreparable.

Hasta aquí, todo apunta a que Un Lugar en Silencio realmente se distinguiría de entre el montón de filmes de un género que, admitámoslo, lleva décadas sin aportar obras de verdadera calidad cinematográfica.

Y lo habría logrado, de no ser porque la cinta niega con una obstinación absurda nociones que Hollywood lleva enseñándonos por muchos años.

¡Sí; enserio! Cada una de las películas sobre invasiones alienígenas y criaturas aberrantes desde la creación del celuloide nos ha venido preparando para este momento. Pensemos en todas las cintas sobre monstruos que hemos visto en la vida. Hay algo que estos últimos tienen en común, sin importar si son terrestres, marinos, alienígenas, seres prehistóricos, muertos vivientes, momias o lo que sea. Algo que si no tuvieran, la humanidad nunca saldría victoriosa al final de la película: una debilidad.

¡Y los monstruos de Un Lugar en Silencio tienen una! Pero es tan ridículamente obvia que si hay quienes no se rascaron la cabeza de incredulidad en algún punto del filme es porque su fe en la fantasía del cine es verdaderamente admirable.

– C’te’locico! – Mamá, soy muda

RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS

La cinta nos muestra varios titulares de periódicos que hábilmente nos van revelando los acontecimientos previos al momento de la historia. Gracias a ellos, nos enteramos de que “¡es el sonido!” lo que ayuda a las criaturas a cazar y que éstas son completamente ciegas. Por si esto fuera poco, la ausencia de información sobre sus demás sentidos nos hace inferir, por omisión, que no cuentan con ningún otro recurso que pudiera complementar a sus oídos súper desarrollados, como serían, por ejemplo, el olfato, la ecolocalización o la termorrecepción (lo que utilizan algunas víboras y lagartos para ubicar a sus presas a través de la detección de radiación infrarroja; algo parecido a lo que hace Depredador).

Entonces, si son criaturas con un oído extremadamente sensible, y que evidentemente carecen de pensamiento complejo (vaya, que son bastante primitivas en su manera de comportarse), ¿cómo es que nadie ha dado con cómo exterminarlas? No iba ni a la mitad de la película cuando en mi mente se configuró un plan del tipo Coyote vs. Correcaminos:

Paso 1. Elaborar un dispositivo con una alarma muy ruidosa y programarla para una hora determinada.

Paso 2. Colocar el dispositivo en un lugar cerrado, atestado de bombas.

Paso 3. Activar la alarma y esperar a que lleguen las criaturas.

Paso 4. ¡KABOOM!

Y digo que es un plan del tipo Coyote vs. Correcaminos porque sinceramente no se necesita ser biólogo, ni ingeniero, ni experto en absolutamente nada. ¡Solo se necesita haber gastado suficientes horas de vida en ver películas sobre monstruos!

Los protagonistas pueden salir bien librados de este análisis, sin culpa alguna, porque se trata de una pareja que además de lidiar con un par de hijos nada hábiles (porque una cosa es tener un problema auditivo y otra muy diferente es sufrir de insensatez crónica), se ven en la necesidad de traer un bebé al mundo en un sótano lo suficientemente aislante como para evitar ser devorados en el proceso.

Están bajo el estrés normal de ser padres de familia, aunado al estrés atípico de ser asediados por alienígenas con colmillos enormes, velocidad extraordinaria y audición supra humana. Pero, ¿y los demás?

¡Vuelve a cantar Scooby-Doo Papá y te mandó con tu otro hermano!

¿Y DÓNDE ESTÁ PAPÁ GOBIERNO?

Sabemos que la humanidad vivió lo suficiente como para seguir haciendo periódicos y distribuirlos a tiendas de conveniencia. Claro, al momento de la película solamente quedaban periódicos viejos, pero es la evidencia de que lograron hacerlos después de la invasión, al menos por un tiempo; tiempo suficiente para que las bases subterráneas de la milicia estadounidense trabajaran en la solución al problema.

¿O vamos a ignorar todas las películas de Hollywood que nos han enseñado con ahínco que el gobierno de los Estados Unidos tiene bases militares en lo profundo del subsuelo norteamericano? Y acaso, ¿no es la mismísima trama de Un Lugar en Silencio la que juega con la premisa de que el subsuelo representa un refugio seguro contra los alienígenas? Desde la famosa Área 51 en Día de la Independencia hasta bases que han sido desclasificadas por la CIA en la vida real, estos “lugares en silencio” hacen que toda la trama de la cinta se tambalee.

Para el momento en el que suceden los hechos de la película, el poderío militar de los E.E.U.U debió haber dado con la solución, exterminado progresivamente a las criaturas por sectores geográficos y comunicado la solución vía código Morse a otros sobrevivientes (que tampoco es como que la película establezca que solamente queda una familia en el mundo; de hecho, nos muestra que varios sobrevivientes han podido establecer una red de comunicación vía señales de fuego). Y no ignoremos la fascinación del gobierno norteamericano por volar en pedazos alienígenas a la más mínima provocación, según nos ha enseñado Hollywood.

Es una lástima, ya que las actuaciones de Emily Blunt y John Krasinski son formidables, la cinematografía del filme es excelente y el manejo del suspenso excepcional. La experiencia de ver una película desprovista casi por completo de diálogos que logra un nivel de tensión tan elevado, sin duda, vale la pena. Lamentablemente, Un Lugar en Silencio se une al acervo de películas con una premisa original e interesante, pero un guión quebradizo; un mal que parece aquejar a la gran mayoría de los thrillers de horror en los últimos años.

Cuando a Fátima no le pareció tan buena tu película