Ready Player One: El juego comienza – Reseña con SPÓILERS

Coca & Palomitas

La ñoñósfera anda vuelta loca con el estreno de Ready Player One, película dirigida por uno de los Ñoños Alfa, Steven Spielberg, basada en la novela homónima conocida porque utiliza todas las referencias posibles de la cultura pop ochentera para enamorarnos y evitar que nos demos cuenta de sus grandes errores*, ¿la versión cinematográfica logra corregir los problemas del libro?

SPOILER ALERT – De panzazo pero lo logra – y siguen más spóilers, lean bajo su propio riesgo.

Saquen la Coca y las palomitas, que aquí va mi opinión.

INSERT COIN

Si eres de esos ñoños que no ven las cosas que están de moda porque “qué oso, goei”, la cosa está así: Al morir James Halliday, creador de un mundo de realidad virtual llamado OASIS, deja un testamento en el que invita a todo el mundo a descubrir tres llaves dentro de su videojuego que abren un cuarto secreto, aquel que las encuentre heredará toda su fortuna, lo que provoca que todos se lancen a buscarlas – incluyendo las corporaciones malvadas que no aman la cultura pop.

Obviamente un premio así no es fácil de encontrar, por lo que pasan los años y mientras algunas personas pierden interés en el concurso, los más obsesivos siguen en la carrera, como nuestro protagonista Wade Watts (Tye Sheridan), o Parzival en el mundo virtual, un chavito cuyo súper poder es conocer todos los datos de trivia sobre series de televisión, cómics, películas y música de los ’80, o sea así como cualquier persona que hayas visto en tu tienda de cómics favorita.

Parzival y sus amigos (Hache, Sho y Daito) junto con la primera chava que le hizo ojitos (Art3mis), forman una especie de rebelión contra la corporación IOI que quiere meterle más publicidad al videojuego y cobrar por usarlo (que este punto no me queda claro, porque según yo la actual dueña de OASIS ya realiza cobros dentro del juego y ya tiene publicidad – venden skins de Street Fighter, Overwatch y Halo – pero bueno, ¿qué tanto es un pequeño hueco en el argumento?).

Del lado de los malos tenemos al director de IOI, Sorento, un millenial que por alguna extraña razón no sabe cómo funciona la tecnología y odia todo lo que tenga que ver con su niñez. Quiero suponer que el autor está consciente de que su villano nació por lo menos en los ’90 y no debería ser de esos señores que dejan sus passwords por escrito cerca de la computadora pero que le pareció gracioso o irónico incluir esa escena, y no porque le haya dado flojera pensar en algo menos tonto.

Así que por un lado tenemos al bando bueno que aman los videojuegos y son bien ñoños, por el otro al malo-malote que sólo quiere ganar dinero y que desprecia la cultura pop (lo dicen literalmente).

La historia sólo puede terminar en que se ganan el Easter Egg y son felices para siempre, después de todo la dirige Steven Spielberg – lo bueno de todo esto es que, pues, LA DIRIGE STEVEN SPIELBERG, el muchachote sabe perfectamente cómo sacarle jugo a la nostalgia y filmar grandes escenas de acción. Así, a pesar de que tenemos personajes desechables y una historia bastante mediocre, el despliegue gráfico y los tres retos que tienen los protagonistas desquitan el boleto.

Cuando tu barrio ñoño te respalda

PRESS START

Si ya llegaron a este punto de mi debraye podrán ver que la película me causó bastante conflicto. Pero empecemos con las cosas buenas que tiene.

El chiste de la película es usar todas las referencias que permita el presupuesto para rendir homenaje principalmente a los 80, un tanto a los videojuegos y otro tanto a la vida ñoña. Desde ¿Quién engañó a Roger Rabbit? hasta Ralph, el Demoledor, siempre ha sido divertido ver este tipo de productos en los que personajes de distintas compañías conviven en un mismo mundo.

Aquí el pretexto es que no se trata de los personajes en sí, sino a los avatares de las personas que utilizan un skin de licencia – es decir que no vemos a Chun-Li pelear codo a codo con Tracer, ni el Gigante de Hierro y Gundam se enfrascan en una gran batalla contra Mechagodzilla, pero honestamente ¿a quién le importa eso?

Entre la emocionante carrera en Central Park, donde vemos correr al Batimóvil del 66 contra el Delorean de Volver al Futuro o la camioneta de Big Foot, la recreación de El Resplandor, y la batalla en el planeta Doom, la verdad es que hay pocos momentos aburridos en Ready Player One.

Spielberg nos avienta a la cara esta bola de guiños, símbolos, personajes, logos y homenajes, y hace que funcionen. Los efectos especiales están sorprendentemente bien logrados – cuando destaca hasta una escena de baile, sabes que hicieron un gran trabajo. Y no se vale minimizar esta chamba, neta, después de Justice League no permitiré que nadie vuelva a hacer menos los efectos en una película.

Referencias, referencias, y más referencias.

1-UP

Entre tanto mar de referencias uno pensaría que no nos podríamos quejar de nada, pero ¡oh, no conocen a los ñoños! Por obvias razones no vemos nada de Marvel o Lucasfilm (que pertenecen al Señor Ratón), aunque hacen lo que pueden y se avientan un par de menciones a Star Wars, e incluso cambian un diálogo del libro para incluir a Bruce Banner en lugar de Clark Kent, pero igual se echa de menos una referencia visual.

También brilla por su ausencia cualquier tipo de referencia a Nintendo. Ok, Cline es más viejo y su interés es en Atari y no tanto en la Gran N, pero Mario Bros. merece algo de cariño.

Ya que estamos en cosas gamer y errorcitos perdonables, es ofensivo para un videojugador de la vieja escuela que hayan tardado años en resolver el primer reto: Una carrera de obstáculos en Central Park donde va cambiando el camino, aparece el T-Rex de Jurassic Park y desde el Empire State King Kong te salta encima para no poder cruzar la meta.

Para vencer a King Kong, los conductores tenían que irse en reversa y así podrían aventarse la carrera en un carril subterráneo, lejos de los peligros del reto, pero ¿en serio a nadie nunca jamás se le ocurrió irse en reversa? ¿pues qué clase de videojuegos jugaban en esa época?

Neta ¿nunca jugaron Mario Bros, donde tenías que saltar al vacío para pasar un nivel, o te podías ir por arriba de la pantalla para descubrir Warp Zones? Si no fuera por el T-Rex y King Kong me molestaría un poco más. Shame on them!

¿Qué clase de Cyclops es este?

FINAL STAGE

Pero dejando de lado las referencias, la acción o los personajes tan aburridos (no sé qué es peor: Sho y Daito que son prescindibles, sin personalidad ni arco argumental, o la “deformidad” de Art3mis, que resulta ser más bonita que su avatar), hay un par de cosas que me gustaría resaltar, que pueden ser entre ofensivas y preocupantes.

Por un lado el estereotipo que manejan del ñoño. Este cuate cohibido e inadaptado social que nunca en su vida se hubiera animado a invitar a salir a alguien que le gusta. Vamos, incluso cuando hablan de LA ÚNICA CITA que tuvo Halliday suenan sorprendidos “¿en serio tuvo una cita?”, ok, se la pasas porque era el “genio incomprendido”, pero por lo que dicen Perzival también es así.

Pero lo más preocupante es la validación del ñoño tóxico. Ese tipo de ñoño que en verdad cree que merece veneración por saberse los nombres de las escuelas de las películas ochenteras o que es sexy saber quién puso el primer easter egg en un videojuego.

El tipo de ñoño que últimamente ha salido hasta por debajo de las piedras y puedes ver en los grupos de Facebook asegurando ser “el verdadero fan”, que malmira a los fans de superhéroes que “sólo han visto las películas”.

Robándome una frase del covacho Isaac de la Rocha: ¿Qué tan mal estamos cuando cuestionamos la ñoñez de una persona que ha visto (y se sabe) las 18 películas del Universo Cinematográfico Marvel, y que está emocionadísima por el estreno de Avengers Infinity War, pero no ha leído los cómics? Neta ñoños del mundo, nadie otorga una Credencial de la Ñoñósfera, no somos especiales por saber más datos inútiles que el ñoño de al lado.

Ready Player One valida este tipo de ñoño. Hasta tienen la escena de “las escuelas de John Hughes” para demostrarlo – yo de plano solté una carcajada cuando vi esa escena, pensé que era algo de broma pero no, lo hicieron con toda la seriedad del mundo. Aún no me toca verlo pero seguro ya salió más de uno a decir que “sólo los verdaderos ñoños amarán la película”.

¿No te has cansado de más referencias? Aquí tengo otras.

GAME OVER

Ready Player One está lejos de ser una gran película. La historia hace aguas por todas partes y entre más le piensas más detallitos le vas a encontrar. Pero es de esas malas películas que puedes adorar porque es bastante divertida, y el jueguito de “adivina la referencia” es un extra que hará que la veas por lo menos dos o tres veces.

Sin duda muchos la amarán. Muchos de esos que no saben distinguir entre “me gusta” y “es buena”. Mi consejo, si deciden aceptarlo, es: disfrútenla y no la cuestionen, algo así como le hacen los fans de Crepúsculo pues, total, se vale que te guste algo sólo por el fanservice.

RPO es un buen churro. Disfrútalo con leche.

Mi otro auto es el Halcón Milenario, pero por cuestión de licencias no lo pude mostrar

* O al menos eso es lo que dicen los críticos más acérrimos de la novela, yo aún no la termino pero prometo acabarla para el viernes 6 de abril, porque tendremos programa especial de La Covacha Radio sobre Ready Player One**.

** Y sí, utilice el pie de página como burla a los pies de página que hay en el prólogo del libro, ¡en tu cara Ernest Cline!


FICHA COVACHA

DIRECTOR | Steven Spielberg
ELENCO | Tye Sheridan, Olivia Cooke, Ben Mendelsohn y TJ Miller

Amblin / Warner Bros | A | 2h 20min | Aventura, Sci-Fi | Marzo 29 2018 (México)

Del cineasta Steven Spielberg llega la aventura de acción de ciencia ficción Ready Player One: El Juego Comienza. Se basa en el bestseller de Ernest Cline del mismo nombre, que se ha convertido en un fenómeno mundial.

La película se establece en 2045, con el mundo al borde del caos y el colapso. La gente ha encontrado la salvación en el OASIS, un universo expansivo de realidad virtual creado por el brillante y excéntrico James Halliday (Mark Rylance).

Cuando Halliday muere, deja su inmensa fortuna a la primera persona que encuentre un objeto digital que ha escondido en algún lugar del OASIS. Esto provoca un concurso que abarca todo el mundo.

Un joven llamado Wade Watts (Tye Sheridan) decide unirse al concurso, se lanza a una búsqueda de tesoros vertiginosa y realista a través de un fantástico universo de misterio, descubrimiento y peligro.