Pues ya vi Ready Player One, en general me gustó, la historia no tiene mucho sentido y los personajes son muy aburridos, pero es una película muy divertida y el Sr. Steven Spielberg puede hacer una secuencia de baile más emocionante de lo que la mayoría puede hacer una épica batalla entre robots.
GLITCH
Pero, tengo un problema. La película es una celebración a la cultura pop de los últimos 30 años, no sólo por las constantes referencias sino porque, en este mundo, ser muy nerd y saber miles de datos inútiles sobre películas, videojuegos y cómics es prácticamente un súper poder y la llave para volverte trillonario.
La forma en que la cinta señala al malo es porque no sabe el nombre de la escuela en la que se ubica The Breakfast Club y tiene que anotar la contraseña de su sesión para poder recordarla. Es un “fake fan” que no entiende y al que no le interesa tanto el videojuego como para recordar la password y que lee Nancy Drew.
Y eso no me agrada mucho.
Primeramente soy un gran ñoño: colecciono cómics, juego videojuegos, veo caricaturas, leo ciencia ficción y fantasía, y he jugado Calabozos y Dragones. Mis puntos de ñoñez son altos. Y genuinamente creo que la cultura pop es algo importante, que todas estas historias que experimentamos en estos medios son importantes y ayudan a moldearnos en las personas que somos, y si no creyera eso no escribiría estos textos.
Mi problema con Ready Player One es su manera de reflejar la “importancia” de esto, específicamente con dos aspectos.
Primero, que mi pasión por todo esto sólo se ve validada porque me vuelve especial, y segundo, que conocer y memorizar estos datos es la parte más importante de la experiencia. Porque la película es muy clara, si no sabes todos esos datos de trivia, no te interesa la cultura pop.

WARP ZONES
Básicamente, la película dice que saber todo acerca de cada pieza de entretenimiento que consumes no es sólo lo mejor puedes hacer, es absolutamente necesario para poder usarlos en lo que es básicamente el Codigo Da Vinci Ñoño.
Y yo, me opongo por completo a esa noción.
Cuando compro un cómic o termino un videojuego, y me gustaron lo suficiente como para memorizar aspectos de su trama, yo sé que estoy llenando mi mente de datos en su mayoría inútiles.
Todos esos datos que he memorizado a lo largo de los años, el juramento de los Linternas Verdes, la inscripción del anillo único, los nombres de todos los Caballeros Dorados o los rangos de los agentes del Imperio Galáctico, todos ellos no me sirven absolutamente para nada fuera de ser pequeños datos curioso que a veces puedo usar en una conversación.
No impresionan a las chicas, no me conseguirán un ascenso y muy probablemente no me ayudarán a salvar al mundo. Son sólo detalles, recuerdos de momentos que fueron importantes para mí, de experiencias que disfruté y que tal vez incluso me cambiaron.
CHEAT CODES
Ready Player One ofrece una carta de amor a la cultura pop, pero es condescendiente. Me da una palmada en la espalda y me dice: “tranquilo, lo que estás haciendo está bien; todo ese tiempo, dinero y esfuerzo que has dedicado a esto es lo correcto y por ello algún día serás el dueño del mundo”.
Entiendo que la Cultura Ñoña tal vez no ha sido apreciadas como nos gustaría por parte de la sociedad en general y que muchas veces es vista con desdén por parte de las personas que gustan del arte “serio”. Pero actualmente todas estas propiedades dominan el panorama del entretenimiento, y si eres una persona con nostalgia por los 80, tienes alrededor de 40 años y formas parte del sector de población que toma las decisiones.
No necesitamos una película que venga a decir: “en su cara, los nerds algún día dominaremos el mundo”. Lo que ocupamos es una que hable realmente de la importancia que estas piezas de arte tienen para nosotros. Como arte, no como parafernalia. Existen muchas obras que hablan acerca del poder transformativo de la música, la danza o la pintura, y ninguna de ellas siente la necesidad de que sus personajes derroten una invasión extraterrestre usando el poder artístico.
Ready Player One es una película espectacular y divertida, que incluso podríamos decir que es buena a pesar de sus fallas, pero que no logra explicar por qué todas las cosas a las que hace referencia son importantes sin recurrir a darles una importancia literal como piezas para derrotar al malo en un escenario muy poco probable.
