El director y guionista Luis Estrada (La ley de Herodes, 1999) JAMÁS ha sido santo de mi devoción. Tengo un enorme prejuicio contra sus películas y la neta jamás me han dado ganas de verlas. Los tráilers muestran chistes bobos que ya eran ñoños en la era de Hechos de Peluche, y en nada ayuda que sus fans lo pinten como el gran crítico del sistema “que se atreve a decir la verdad”.
En fin, como nunca había visto ninguna de sus películas tampoco era como que mi opinión estuviera muy formada. Como ya dije, era sólo un prejuicio. Pero ya no más. Lo he corroborado. Las películas de Luis Estrada, o al menos La Dictadura Perfecta, son pilas de popó que hasta Eugenio Derbez puede ver feo, con chistes dignos de La Hora Pico o El Pulso de la República.
Lo más entretenido que tengo que decir de esta película es que cuando se estrenó en cines en el 2014, recuerdo que a mi sobrinita, alumna de una escuela bien fifi de la península de Yucatán, le dejaron de tarea verla para que “conociera la realidad del país”. So, si alguien que está leyendo este artículo se ofende por mi aseveración de que esta película tiene un nivel de crítica social que hasta Ortiz de Pinedo encontraría demasiado suave, pues les digo, se la dejaban de tarea a mozalbetes de secundaria en escuelas fifís, sorry, thats not punk.
HAIGA SIDO COMO HAIGA SIDO
Pero bueno, tomemos al toro por los cuernos, esta película fue producida, dirigida y extrañamente CO-escrita por Estrada. No sé por qué requirió ayuda en el guión que definitivamente es la parte más sencilla de esta cinta… tal vez simplemente le dictaba a alguien…
Al comenzar sale la publicidad de TODAS las instituciones de las que recibió apoyo monetario. Una lista kilométrica de organizaciones gubernamentales como CONACULTA o para-estatales como la UNAM… lo cual es un muy mal inicio, en mi experiencia siempre hay que cuidarse de los creadores rebeldes y “críticos” que no mueven un dedo a menos que esté apoyado por una beca o estímulo de papá gobierno.
“Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”, nos dicen las letras en la pantalla, ¿Quién coescribió esto? ¿Héctor Suárez?
EL HÉROE DE LA PELÍCULA, PAPÁ
La cinta inicia propiamente con Enrique Peña Nieto (interpretado por el diputado Sergio Mayer) en una conferencia de prensa hablando un mal inglés junto al cónsul estadounidense. Suelta un “…los trabajos que ni los negros quieren hacer” que se viraliza en las benditas redes sociales. Desde ahí esta escena tiene la calidad de un sketch de barra cómica. Ya me empiezo a arrepentir.
Por cierto, ¿cineastas? Mostrar las “benditas redes sociales” a cuadro en un videometraje es difícil, es algo con lo que directores consagrados batallan mucho. Si ustedes no son directores consagrados ¡no lo hagan!, no terminen como Estrada mostrando un montaje de gente viendo sus blackberries, pliz, por la virgencita pliz.
Ante el escándalo, la Secretaría de Gobernación decide soltar un “distractor” y envía un videoescandalo a Televisa donde se ve a un gobernador (Damián Alcázar interpretando el único papel que sabe hacer) recibiendo dinero del narco. La Presidencia manda el video con un General como mandadero (esto será importante más adelante), quien lo lleva en un maletín directamente a Televisa, donde el CEO comisiona a su productor de noticias (Poncho Herrera) armar la “Caja China”, término del que la película está MUY orgulloso porque repetirán at nauseaum.
Y así es como Luis Estrada da pie al primer “sketch” de “24 en 30”, un noticiero ficticio que aparece dos o tres veces en el film con escenas larguísimas que van más allá del uso que la narración requiere, porque al parecer el CO-escritor de Estrada no se atrevió a decirle que no todas sus ideotas deben quedar en el guión final.
El Gober precioso (porque Estrada va a meter TODAS las alusiones y referencia que pueda meter, aunque sean de mal gusto, aunque no sirvan para nada, aunque no haya ningún tipo de critica detrás) está muy enojado porque Televisa le jugó chueco y decide ir a la Ciudad de México a confrontarse con el CEO de la empresa y el productor de noticias para ver cómo arreglar la situación.
Durante el viaje hay un sketch (porque estas no son escenas, son sketches para que Estrada nos muestre su ingenio) en el que el Gober y sus achichincles (más jóvenes que él), se ponen a discutir las redes sociales, y Alcázar nos demuestra el nivel de este guión al soltar un dialogo que incluye “Trendingtopicmishuevos.com”, hilarante, ¿Quién coescribió esto? ¿Héctor Suárez… Gomís?

EL QUE SE MUEVE NO SALE EN LA FOTO
Esta historia, que ya se está alargando más de lo que debe y que aún no llega al nudo de la trama, nos regala una serie de sketches más porque, como buena producción mexicana esto es barroco, y mientras más le metas más mejor.
En uno de esos sketch que sólo sirve para repetir que la televisora puso a “su títere en la presidencia”, el director logra hacer una comparación entre la jerga “política” y la jerga “empresarial” (la única crítica medianamente interesante que hará en toda la película, pero dura tan poco que si parpadean se la pierden). El Gober y el CEO de Televisa pactan un contrato de relaciones públicas en el que la empresa se encargará de limpiar la imagen del político de cara a una posible candidatura presidencial. Así es como Poncho Herrera, niño guapetón de ciudad, tiene que ir a PRIvincia, que es, como no, un pueblote polvoriento lleno de rancheros, porque en esta dura crítica a la realidad de México, solo en la Ciudad de México existe la civilización y la modernidad.
En otra escena vemos una telenovela llamada “Los pobres también aman”, hilarante lo sé (¿quién co-escribió esto, Facundo?). Éste sketch está solamente para presentar a la novia de Poncho Herrera, personaje cuya única función en la trama es para que rumbo al final de la película puedan sugerir que el Gober “se la pide prestada”, porque obvio, Estrada es así de classy, y para mostrar el enorme desdén que tiene el director por los televidentes, a los que claramente ve como gente estúpida, lo que me hace pensar si el nivel de esta historia es tan bajo e idiota porque Estrada cree que sólo así le entenderán los espectadores, o porque conoce guionistas sutiles y cree que son todos unos cobardes.
Por otro lado, hay una subtrama aún más barroca en la que un plastiche de Fernández Noroña está luchando por derrocar al Gober corrupto desde su curul en el senado local, la cuál está sólo para decirnos que la oposición tiene buen corazón y es sumamente valiente, pero es ingenua porque nunca podrá vencer al poder desde la vía política pues si incomodan demasiado los mandarán matar después de destruir su imagen. Ah, que ingenuo es Luis Estrada.
Al final este Noroña tiene en la bolsa al “apadrinado” del Gober (un junior que “se trajo del verde”, #entendiesareferencia), logra conseguir pruebas del contrato entre el Gober y la televisora lo que hace que Televisa primero destruya su imagen inventándole un escándalo sexual, y luego lo manden a matar, baleado en pleno pódium de la legislatura local. El Gober termina matando a su apadrinado de un balazo justo en las narices de Poncho Herrera.
Nada de lo anterior sirve para nada en la trama, salvo para reducir al absurdo una historia que ya está parodiando una historia absurda. Porque mientras el Gober mata sin descaro a la gente, Poncho Herrera, este miembro de esa organización maquiavélica conocida como Televisa, “no va a ese tipo de fiestas” (en tables), porque al parecer la línea moral de los personajes de Estrada es tan bizantina como sus tramas.

¿Y YO POR QUÉ?
Pero bueno, ya por fin vamos al meollo de la historia. El plan de Poncho Herrera es crear una caja china (en serio, la película está MUY ORGULLOSA de este término) usando el secuestro de dos pequeñas niñas güeritas, hijas de un empresario local, que desaparecen sin dejar rastro mientras la chacha (llamada Juana Casimiro, porque esto lo co-escribio el mismo que le hace los guiones a Chumel) estaba coqueteando con su ligue.
Aquí la película se convierte en un enorme sketch que se burla del caso Paulette de la forma más burda y con tan poco tacto que la verdad me produjo cringe. Pero ni siquiera tuvieron los tanates de ser como South Park para permitirse ser vulgares, ¿ya qué tanto les faltaba?
Poncho Herrera, ese buen hombre citadino que no va a fiestas en tables, se vuelve un Maquiavelo de la manipulación emocional, sacando todos los trapitos sucios de los padres mientras les pide que repitan sus llantos para las cámaras, armando todo un circo mediático para pedir dinero. El segundo de Poncho, un periodista de esos que van a Irak y África, cómo no, se liga a la madre adultera (uno de los escándalos que saca a la luz la “producción”) ahí con las cámaras en su casa, porque ya quedo demostrado que Luis Estrada es “esa clase” de guionista.
FUCHI, GUÁCALA
Todo el asunto es un señalamiento “critico” a cómo Televisa usa la tragedia para distraernos, para darnos pan y circo, PAAAAN Y CIIIIRCOOOO PAAAAAAAAAN Y CIIIIRCOOOOOOOOO PAAAAAAAAN ¿QUIEREN PAAAAAAAN?
Lo que me llama la atención es que para alguien que está en una posición tan psuedo-crítica, Estrada no le toca mucho los pelos a las fuerzas del orden, cuando hacen algo malo lo hacen siguiendo órdenes, e incluso se muestran competentes (usando tortura como método de investigación, sin que quede muy claro si Estrada considera esto algo malo) y logran hacer avanzar la investigación en contra de los deseos de Poncho Herrera quien quiere sacarle “todo el jugo”.
No lo sé Rick, no confió en los “críticos” que creen que la policía y el ejército “sólo siguen órdenes”, ¿recuerdan al general mandadero? Bueno, recuérdenlo, será importante más adelante.
Los secuestradores piden cada vez más dinero, lo que obliga a los desesperados padres a pedirle un préstamo a Televisa, le permite al Gober “donar se su propia bolsa” ayudando a mejorar mucho su imagen y, cómo no, le permite a Poncho Herrera y a Televisa hacer un teletonsito para que todo México contribuya en salvar a las niñas.
Al final y para enojo de Poncho Herrera, la mujer a la que los secuestradores le tenían encomendadas a las niñas, aprovecha para escapa cuando los dos hampones que las vigilan se drogan y se duermen. Así las niñas son encontradas en una delegación y los policías inmediatamente las devuelven a sus padres… para enojo de Poncho Herrera quien se ha quedado sin un “buen final”.
Hay toda una escena donde vemos a los padres negándose a colaborar con la producción y Poncho Herrera golpeando la puerta de uno de los cuartos mientras grita “FIRMARON UN CONTRATO”. Ah, pero no hay nada que LA TELEVISION NO PUEDA, pues LA TELEVISION ES LA QUE DICTA LA REALIDAD. ¿Si queda claro que Luis Estrada nos quiere decir que Televisa es el ente más poderoso del país? Bien, esto será importante más adelante.
Poncho Herrera y Úlises deciden armar un “García Luna Producctions” y fingir toda una redada a la casa de seguridad, donde están los cadáveres de los dos hampones (asesinados por el jefe de la banda que se da a la fuga con el dinero del rescate), que probablemente tienen días de muertos, pero ¿quién busca coherencia en esta cinta?, porque además de todo… al final los padres y las niñas sí participan en todo el relajo. I
Imagino que después de que se les ocurrió lo de la puesta en escena con el equipo SWAT se les olvidó que los padres ya no querían colaborar, pero bueno, si los productores de Game of Thrones no siguen su propia lógica, ¿por qué Luis Estrada, guionista del tercer mundo, habría de preocuparse?

FALTA UN MINUTO, MENOS, COMO CINCO
Y así acaba esta espantosa pelícu… wait, no, aún no acaba. Volvemos a ver un sketch del noticiero en el que NUEVAMENTE Peña Nieto dice una idiotez (“no soy la señora de la casa”, al menos ésta sí es de EPN) lo que ocasiona que el comentarista (Saúl Lizaso) se carcajee en vivo y en directo en cadena nacional del presidente y pierda su trabajo.
Volvemos a ver al general Mandadero, llevando nuevamente un maletín al recién ascendido Poncho Herrera y… CHAN CHAN CHAN, es el líder de los secuestradores, pues es el maletín del rescate, que regresa a sus dueños en Televisa… lo que quiere decir que TODO FUE UN PLAN DE PONCHO HERRERA, UN SER MAQUIAVÉLICO… que no va a fiestas de tables.
No sé para que sirva esta escena, si sólo para presentarnos ese giro shamalayanesco, o si como yo lo interpreté, para decirnos que Televisa son “los criminales que mantienen el caos a raya”, lo que me parece súper jodido para una cinta que pretende criticar las relaciones TV-Poder. Nunca confíen en un crítico que pinta a su objeto de crítica como un ente más maquiavélico que Batman y John Constantine fusionados.
Pero esto AÚN NO TERMINA, volvemos a ver el noticiero, pero ahora presentado por Ulises, el corresponsal de guerra cool, en lo que me imagino es un intento de mostrarnos “El eterno retorno” con los guionistas sintiéndose cool por decir que al final todo vuelve a lo mismo, pero con nuevas caras.
En fin, este epílogo ya parece un cortometraje porque Luis Estrada conoce las teorías de historias de 3 o 5 arcos y cree que eso es para peleles.
En el noticiero, aparte de una serie de chistes noticiosos (con una mención con todo e imagen del Papa, porque Luis Estrada es edgy) porque les repito, esto es un mini-sketch dentro de la cinta, nos enteramos que el Gober precioso se lanza a la grande en una coalición histórica PRI-PAN-PRD. Me pregunto por quién habrá votado Estrada.
La película POR FIN termina con la familia de las secuestradas como invitada al noticiero donde anuncian que las niñas han conseguido un contrato para actuar en una telenovela, y nos muestran su talento cantando el Himno a la alegría en una escena tan cringe que estoy dispuesto a reconsiderar el puesto Navidad S.A. como la peor cinta mexicana de la historia.
Y ya, por fin acabó, el Enano es un elfo libre.

THE WHOLE ENCHILADA
No sé qué más decir de esta cinta. No es un producto que tenga la coherencia suficiente para hacer un análisis profundo. Es una sucesión de sketches en los que Estrada hace alguna referencia a la política e historia reciente del país sin más, sin ningún tipo de crítica más que el puro señalamiento, sin ningún tipo de profundidad más allá de “los televidentes son unos idiotas manipulados y manipulables” mientras nos entrega un producto que bien podría ser un capítulo de La Parodia, la Hora Pico, o si acaso un programa de Héctor Lechuga.
Esta película es una mierda, no es graciosa, no es edgy, no es nada de que lo que plantea ser. En el 2004 Horacio Villalobos ya se burlaba de estos “críticos mexicanos” que nada más hacen mofa de lo superficial, y en el 2014, cuando Villalobos ya había pasado a las filas de “ese tipo de comediantes”, no puedo creer que haya gente que en verdad pensara que lo que Estrada hace es una “critica al México de hoy”.
Por ahí leí una reseña donde decían que lo interesante es como el director muestra el poder político en PRIvincia, como los gobernadores son Satrapas de sus regiones. Y si bien, algo hay de eso, es tan superficial que ni siquiera estoy seguro que sea intencional.
En fin, las actuaciones son del asco, Damián Alcázar repite el mismo papel que hace en todos lados y que al parecer los directores y productores tienen que editar para que sea usable (aplausos a la gente Narcos por hacerlo tolerable y hasta entretenido). Poncho Herrera no sabe actuar. Todo está filmado como… pues serie de Televisa. Los guiones y los chistes son tan malos que hasta Derbez en Cuando parecería la cúspide de la comedia nacional.
Sílo la recomendaría para niños fresa que nunca han visto nada del “México real”, tal vez a ellos sí les sirva.

FICHA COVACHA
LA DICTADURA PERFECTA
Director | Luis Estrada
Escritores | Luis Estrada, Jaime Sampietro
Elenco | Damián Alcázar, Alfonso Herrera, Joaquín Cosio
B-15 | 2h 23min | Drama/Comedia | Octubre 16 2014 (México)
TRAILER