Copos de nieve letales caen sobre Argentina, en silencio la muerte acecha en el exterior mientras el encierro en el hogar parece el único alivio posible. El cómic perfecto para leer en una pandemia.
Creado por Héctor Germán Oesterheld (HGO) y el dibujante Francisco Solano López, “El Eternauta” es una tira cómica desarrollada en entregas (tres páginas por entrega) entre 1957 y 1959 para la revista semanal HORA CERO. Este cómic de ciencia ficción narra la historia de Juan Salvo al convertirse en El Eternauta. Posteriormente, en 1969, HG Oesterheld trabajaría junto con el célebre Alberto Breccia en una suerte de remake que, nuevamente, apareció como suplemento de historieta para una revista.
En la vibra de este nueva etapa se vislumbra que el guionista, consciente de que no sólo estaba contando una historia para entretener al público, presentó una versión mucho más acorde a su importancia. Le agregó detalles más políticos en los que explica por qué Argentina se encuentra sola enfrentando la invasión, y el dibujo creó una atmósfera de mayor peligro que su versión anterior. El formato también cambió de tira cómica horizontal a “comic-book” vertical.
Esta vez, El Eternauta apareció en la Revista GENTE (sobre celebridades, farándula y sociales), donde recibió gran cantidad de crítica y, a pesar de la evidente maestría en el trazo de Breccia, fue tachada como “demasiado sombría y confusa” para el público de la publicación.
Debido al mal recibimiento y a la negativa de Breccia (con justa razón) para cambiar su trazo a algo “más comercial”, HG Oesterheld condensó la trama de tal manera que la hizo terminar a tropezones. Pero esto la convirtió también en una versión mucho más concreta de la trama general, guardando la mayoría de momentos icónicos de la historieta.
Entender el impacto de esta historieta en Argentina tiene que ver mucho con el momento en que salió al público. En 1957, las historias de ciencia ficción con extraterrestres invadiendo al mundo eran algo lejanas para Argentina, más bien eso era cosa para los gringos (que parecen siempre ser los elegidos para ser invadidos por seres de otro mundo). Por esto, al público juvenil impactó profundamente ver sus barrios, calles, monumentos y estadios como protagonistas de esta invasión.
En las primeras páginas, vemos al Eternauta ser transportado justo en frente de un escritor de historietas (nada menos que el mismo Oesterheld) y que, a cambio de un lugar para descansar, se nota complacido en contar su historia.
La trama tiene como móvil los esfuerzos de Juan Salvo, su familia y sus amigos, para sobrevivir a una invasión alienígena. Los peligros escalan desde una nevisca cuyos copos de nieve tocan al tacto hasta una especie de horror cósmico que lo condenaría a viajar a través de la eternidad buscando sin esperanza a su esposa e hija (lo que terminaría por convertir al protagonista en El Eternauta).
Al final, El Eternauta al fin llega a una época cercana al inicio de la historia, corre frenético al entender que podría volver a ver a sus hijas. Pero Oesterheld, tratando de alcanzar al Eternauta, se encuentra con Juan Salvo años antes de que todo ocurriera, creando así una historia autocontenida que deja la sensación que se repetirá eternamente y que deja a escritor y lectores preguntándose si la historia es cierta o si puede evitarse de algún modo
EL ETERNO PROTAGONISTA
Yo diría que la memoria de El Eternauta se basa en 3 cosas:
- El traje de buzo improvisado con el que Juan Salvo se enfrenta al exterior.
- Las calles de Argentina siendo un medio hostil lleno de alienígenas.
- La incertidumbre en la que un hombre ve toda su vida cambiada de un momento a otro, esclavizado a estar en cuarentena mientras el exterior muere lentamente.
Juan Salvo sorprende como protagonista por ser pieza fundamental, pero también por no sentirse seguro o heroico. Constantemente admira a sus compañeros, duda de sus capacidades e intenta en su incertidumbre poner buena cara para apoyar a que sus seres queridos no pierdan el ánimo. Tal vez nunca mejor mostrado que en esa mítica viñeta de Solano López, en las que finge ser todo un Tarzán citadino, a pesar de estar aterrorizado y temiendo por si algún copo de nieve letal se colara en su traje artesanal.
En la trama original, los personajes secundarios brillan notablemente (especialmente el genio científico, Favelli), cada uno poniendo su toque especial que hace muestra la inclinación del guionista, quien piensa que “el único héroe válido es el héroe en grupo”.
LA DECISIÓN DEL LECTOR
Pero cuando te dicen que El Eternauta es la mejor historieta argentina jamás, ¿a cuál se refieren?, ¿A la original de 1957, al “remake” de Breccia en el 1969 o tal vez a alguna de las secuelas que salieron sin parar?
La que tiene la historia completa y marcó época es sin duda la original del 57′, en la que, Solano López en un formato muy ajustado, entrega un dibujo muy cuidadoso y realista. Es ésta la historieta que creó la leyenda. Pero, personalmente, creo que el trabajo hecho por Breccia crea una historieta más fácil de leer y cuyo trazo destaca al entregarte más sentimiento en cada página.
Pienso que, muy probablemente, el Eternauta en el que actualmente se piensa y que muchos han leído es el de Breccia. Su narrativa, adelantada a su tiempo, sigue vigente.
Mientras que tratar de leer las historietas del ’57 todas juntas, a pesar de ser la trama en su totalidad, se hace cansado, repetitivo y en ocasiones aburrido. Al tener el formato de entregas semanales tiene necesidad de dar resúmenes de lo acontecido o recordar cosas de años atrás, eso entorpece mucho su lectura.
Posterior al trabajo de Breccia, HGO volvió a juntarse con Solano López en El Eternauta II, que dio continuidad a la versión del ’69 y en la que el dibujante, no sé si por influencia de Breccia o por el tiempo que había pasado, entregó una narrativa más innovadora y más fácil de leer, incluso esta vez a colores.
La historia, a pesar de contar con Oesterheld cómo co-protagonista, se vio frustrada por la censura y la falta de comunicación entre el escritor y dibujante. Para estos momentos, Oesterheld escribía en la clandestinidad, ya que se había unido a la agrupación guerrillera “Montoneros”. Muchas de esas experiencias se ven reflejadas en esta historieta, aún con la corrección de sus editores.
EL ETERNAUTA – SEGUNDA VERSIÓN
Años después, Oesterheld y sus hijas se convertieron en desaparecidos. Se cree que fueron secuestrados por la dictadura argentina. Fiel a sus palabras, HG Oesterheld decidió luchar contra aquellos que secuestraron a su país para convertirlos a todos en marionetas sin voluntad.
Tengo que decir que está historieta no ha sido mi favorita, sin embargo, el cariño que Juan Salvo tiene por su familia, la camaradería entre los amigos que se reúnen para hacer inventos fallidos y la valentía en colectivo, son sentimientos que logran trascender más allá de sus páginas. Los diseños de los villanos “cascarudos” y “manos”, una delicia. Con todo lo que está pasando, la inminente adaptación a la serie de Netflix no tiene un mejor momento para llegar.
El Eternauta, el gran cómic argentino, parece estar condenado a repetirse. Una y otra vez regresar sin recordar qué ha pasado. Pero siempre con una historia que contar, si estás dispuesto a darle un poco de descanso.
Cuando la muerte silenciosa aguarda en el exterior, en la incertidumbre de la cuarentena, efectivamente, el único héroe válido es el héroe colectivo.