En términos de “El heroísmo a la mexicana” me resulta super interesante que el Fantomas azteca (como lo llamaría Julio Cortázar) sea un anti-héroe más pegado al lado heroico, y de eso ahondaré a continuación.
EL CHAIRO ELEGANTE
Que en México hayamos tomado a un sociópata criminal y lo hayamos convertido en una especie de Robín Hood es algo que habla mucho de nuestro concepto de “lo heroico”. Fantomas les roba a los ricos o a otros criminales, respeta la vida y sobre todo apoya las causas sociales. Como mencioné en otro artículo, es todo un chairo.
Lo llamo anti-héroe pero realmente la historia lo pinta como un héroe, en determinado momento se refieren a él como “el héroe más audaz del siglo XX”. La principal diferencia con el arquetipo de Robín Hood sería que Fantomas es millonario y disfruta de la buena vida, critica al sistema aprovechándose de él. Como diría Cortázar, el Fantomas mexicano es un reflejo de los sueños y aspiraciones del mexicano (y el latino): es adinerado, elegante, rodeado de belleza y hace el bien mientras vive la gran vida.
Otra vez citando a Cortázar, Fantomas es un personaje en la vena de James Bond o los Superhéroes gringos pero que, a diferencia de estos, critica duramente al sistema capitalista.
Otro cambio que Fantomas sufrió en su mexicanización fue la máscara. Si bien el original francés (fílmico) portaba un antifaz azul, y la versión italiana una máscara negra, la máscara blanca de Fantomas en todo momento cubre su rostro, más ad hoc a nuestra cultura de la máscara como forma de adoptar otra personalidad que a la idea europea de encubrir la identidad.
La máscara de Fantomas existe para crear una personalidad superior al hombre que la porta. Y obviamente parece un guiño a El Santo. Otra vez citando a Cortázar, “Es un Santo en Fraq”.
“Shut up about Cortázar!”. No puedo hombre, una de las cosas más interesantes de este personaje es su relación con Julio.

HABLANDO DE CORTÁZAR Y TRAICIONES
Verán, Fantomas siempre fue chairo, todos sus guionistas lo usaron siempre para hacer crítica social y hablar del mundo en su contexto contemporáneo, esto obviamente incluye cameos de personalidades de la vida real y esto llegó a incluir al escritor nacido belga pero identificado argentino.
El personaje ficticio de Julio Cortázar aparece (sin permiso del ser humano de la vida real) en la historia “La inteligencia en llamas”, que toma la idea de la quema de libros como forma de ataque fascista. Dicha historia fue escrita por el segundo guionista de Fantomas, Gonzalo Matré.
Cuando se entera Cortázar, lejos de enfadarse se encuentra fascinado. Primero porque aparece como personaje en una obra de ficción mexicana, pero segundo porque aparece en la historia de un personaje francés, re-inventado por mexicanos.
Este juego de re-invenciones y el hecho de que la historia “La inteligencia en llamas” sea una crítica social que bebe de obras como Fahrenheit 451, lo llevan a plantearse escribir un cuento al respecto, tomando la historia del cómic y extendiéndola metatextualmente para hacer un poco de divulgación social.
La historia que escribe Cortázar se llama “Fantomas vs los vampiros multinacionales” y la usa para hablar de los fallos del Tribunal Russell, bajo la idea de que las historietas, como otro puñado de medios “menores” despreciados por el stablishment, encuentra mucho más fácil pasar la censura de los diversos gobiernos “de mano dura”.
Y así es como un personaje francés, re-inventado por mexicanos termina siendo escrito por un argentino-belga para hablar de las atrocidades cometidas por los gringos en Vietnam y las resoluciones de un tribunal creado por Bernald Russel y Jean-Paul Satre.
Y ustedes creen que los “SJW” están destruyendo los cómics.