A finales de la década de los 1930, los superhéroes se convirtieron en la más popular forma de entretenimiento barato, reemplazando a los pulps. Por esa razón no es ninguna sorpresa que algunos de los nuevos héroes mostraran una marcada influencia de los personales que suplantaron en la imaginación popular, y uno de los casos más obvios es el de Batman y The Shadow.
La historia tras la creación de Batman está bien documentada y es bastante conocida. Bob Kane tuvo una idea para crear a un vigilante aventurero llamado The Bat-Man. Se trataba de un acróbata rubio que portaba un brillante traje rojo, complementado por unas alas rígidas con forma de alas de murciélago que usaba a manera de planeador y quien ocultaba su identidad detrás de un sencillo antifaz negro. Para redondear el concepto de su personaje, Kane buscó la ayuda del escritor Bill Finger.
Finger era aficionado a los pulps y creía que con un nombre como Bat-Man había posibilidades más interesantes para el personaje si lo hacían más oscuro y complejo, algo que emulara a algunos de los héroes pulp. Fue él quien convenció a Kane de olvidarse del traje rojo, de agregar una capucha con orejas de murciélago para darle una apariencia más oscura y misteriosa, y de reemplazar las alas por una capa. Incluso la idea de poner el emblema de un murciélago en su pecho fue del escritor.
Además, Finger convenció a Kane de que una forma de separar a Bat-Man de la gran cantidad de héroes aparecidos tras el sorpresivo éxito de Superman era darle a sus historias un tono más sombrío y usar elementos de misterio, usando como molde las historias de The Shadow y The Spider, dos de los más populares aventureros pulp. Entusiasmado ante la posibilidad de hacer algo distinto, Kane aceptó y Finger puso manos a la obra. Pero en vez de tomar como molde las historias de The Shadow, Finger fue un paso más allá. ¿Para qué escribir una historia nueva si puedes reciclar una ya existente?
Partners of Peril (Compañeros de peligro), escrita por Theodore Tinsley y publicada en noviembre de 1936, es la historia No. 113 de The Shadow y es mayormente recordada por haber sido la primera aventura del personaje que no escribió William B. Gibson. En ella The Shadow investiga un caso en que tres co-propietarios de una compañía química intentan matarse entre sí para quedarse con el control de la compañía. Si alguna vez han leído la primera aventura de Batman, “The Case of the Chemical Syndicate” (El Caso del Sindicato Químico), aparecida en Detective Comics No. 27, puede que la trama les resulte familiar. Eso se debe a que es exactamente la misma, e incluso tiene el mismo desenlace.
Si a alguien le queda alguna duda sobre si se trató de un plagio intencional, hay una cita del propio Finger que apareció publicada en History of Comics vol. 1, de Jim Steranko, en la que el escritor admite que su primera historia de Batman fue tomada directamente de una historia de The Shadow. En defensa de Finger habría que decir que esta clase de plagio no era inusual en esa época. El cómic era un medio nuevo y no era inusual hacer adaptaciones no autorizadas de historias de otros medios con algunos cambios superficiales, como los nombres de los personajes, las locaciones de la historia o incluso la época en que se desarrollaban.
Pero aclarado ese detalle, también es necesario apuntar que la deuda de Batman con The Shadiw va mucho más allá de esa primera historia. Existen varias otras similitudes entre ambos personajes que no podemos ignorar. En ambos casos su identidad secreta (Bruce Wayne y Lamont Cranston) es un joven millonario que se mueve en las altas esferas de la sociedad. Ambos son vigilantes que al principio son perseguidos por la justicia, pero que traban amistad con el comisionado de policía (Jim Gordon y Ralph Weston, respectivamente), con quien colaboran de forma frecuente, y muchas historias de Batman, aún después de Bill Finger, mantienen una fuerte influencia de The Shadow.
Incluso podemos hablar de los accesorios que los dos vigilantes usan para combatir el crimen y encontraremos más similitudes. The Shadow usa un boomerang con un cable atado a un extremo que es un claro predecesor de los batarangs. Trepa por las paredes usando una copa de succión, artilugio también usado por Batman en los años 40 y 50, y el vehículo volador preferido por el hombre murciélago en esa misma época era un autogiro, justo como el empleado por The Shadow en muchas de sus aventuras.
Curiosamente cuando DC Comics adquirió la licencia para publicar aventuras de The Shadow, Dennis O’Neil hizo un reconocimiento a la influencia del personaje sobre Batman en un par de historias publicadas en los números 253 y 259 de Batman, aparecidos en 1973 y 1974, respectivamente. En la primera Batman hace equipo con una versión bastante mayor de The Shadow y le comenta que es su mayor inspiración, en tanto que la segunda revela un breve encuentro entre un pequeño Bruce Wayne y The Shadow cuando éste se hallaba en la plenitud de su carrera.
Por cuestiones de derechos esas dos historias nunca se han reimpreso, aunque en años más recientes ambos vigilantes se han encontrado en otras dos ocasiones gracias a un par de miniseries, una publicada por DC Comics y la otra por Dynamite Entertainment, editorial que actualmente maneja la licencia de The Shadow. ¿Han leído alguno de esos encuentros?