Es turno de echarle un ojo a Tokyo Ghost, serie creada por Rick Remender y Sean G. Murphy que hasta ahora ninguna editorial en México se ha animado a publicar.
LA HISTORIA
Año 2089, un futuro distópico estándar donde el medio ambiente se ha ido por el retrete y la humanidad se obsesiona con la tecnología, conectada las 24 horas a la red donde pueden ver interminables cantidades de programas de televisión basura. Básicamente es como hoy pero con motocicletas más geniales.
La historia sigue a Debbie Decay, una mujer completamente libre de cualquier implante tecnológico y a Led Dent, su novio y un completo adicto a la tecnología. Ellos viven en las islas de Los Ángeles, donde el gobierno ha cedido autoridad a las gigantescas empresas de tecnología y entretenimiento.
Debbie y Led trabajan para dichas empresas como agentes de la ley, que más bien son matones, mientras intentan conseguir suficiente dinero para poder huir a Japón, que hace años sufrió un apagón masivo y ahora se rumora es un paraíso libre de tecnología.
PONIÉNDONOS VULGARES
Tokyo Ghost una historia alocada y descontrolada, con violencia extrema y sexo explícito. Si tuviera que definirla en un género sería gonzo cyberpunk; este cómic es lo que tendríamos si Takashi Miike hubiera dirigido Blade Runner.
Y no lo digo a la ligera, la violencia REALMENTE es extrema y el sexo REALMENTE es explícito y un tanto grotesco. Los autores se pusieron muy creativos con ambos puntos, por lo que verás cosas que caen muy lejos de la definición de “buen gusto”. Parece que buscaron abrazar un estilo que recordara al “explotation” y los excesos de los años 70 y 80.

JUSTIFICANDO LO GROTESCO
Quizá los excesos que vemos en Tokyo Ghost pueden resultar difíciles de justificar dentro de una historia, pero Rick Remender hace algo interesante con ello, pues es una historia de amor entre Debbie y Led, y el autor usa el sexo enfermizo para recalcar esto.
Todas las situaciones sexuales que ocurren dentro del contexto tecnológico de esa sociedad son, pues, muy poco eróticas. Únicamente personas dejándose llevar por sus más bajos y sucios instintos, conectados a la red y sin prestar atención a los demás.
Incluso cuando los protagonistas tienen relaciones mientras Dent está conectado se muestra como un acto patético de parte de Debbie, una acción desesperada para lograr la atención de su hombre, quien ya sólo puede mirar programas basura. Pero una vez que los personajes logran desconectarse, las escenas se convierten en algo romántico e íntimo, en dos personas realmente haciendo el amor.
La violencia sirve para recalcar lo inhumano que se ha vuelto este mundo al mostrarnos masacres horribles y lo poco o nada importantes que resultan para las otras personas. Están tan acostumbrados a esto, que simplemente lo aceptan.
Esto no quiere decir que los autores no se dejen llevar, porque realmente no ocupábamos llegar tan lejos en ninguno de los dos aspectos para transmitir el mensaje, y cuando les digo que lo llevan lejos, realmente quiero decir LEJOS. Pero supongo que ya tenían el plato en frente, así que ¿por qué no comérselo todo?
Lo cual me lleva al momento perfecto para hablar de el arte: Sean Murphy con colores de Matt Hollingsworth.
La verdad no sé qué más esperan que les diga. Trazo de alto nivel, narrativa clara y emocionante y un excelente trabajo en los colores, más de la misma calidad a la que nos tienen acostumbrados.
Lo que me parece interesante es la fuerte influencia japonesa que transmite la obra. Todo el cómic bebe del manga/anime seinen (para adultos pero no pornográfico) recordándonos los trabajos más intensos de directores como Yoshiaki Kawajiri (“Ninja Scroll”, Wicked City”) o el escritor Hiroya Oku (“Gantz”).
Todo está un poco más estilizado de lo necesario y poco importa la practicidad. Debbie anda prácticamente en ropa interior durante la mayoría de la historia.
También recurren al uso de ciertas decisiones estéticas muy del anime, como el uso de lo que se llama “piñatas de sangre”, que es cuando una persona recibe algún impacto letal, simplemente explota en un enorme chorro de sangre, normalmente sin mostrar órganos, como si fueran globos llenos de líquido esperando reventar. La sangre escurre como cascada de forma absurda.
O cómo las personas parecen no tener el peso que deberían, donde pueden saltar distancias absurdas, moverse de manera muy fluida y pararse en lugares que no deberían de poder soportarlos.
Murphy siempre ha tenido un estilo con claras influencias al comic japonés, pero creo aquí logró crear un verdadero Manga Americano. No sólo visualmente, sino por esa actitud tan gamberra.

TECNO-MUNDO HIPER MEGA RED
Uno de los temas principales de esta obra es el daño a la humanidad que conlleva abusar de la tecnología, básicamente tomando la actual cultura de estar siempre conectado a la red y potenciándola a su máxima expresión.
Este no es un mal tema y ciertamente tiene relevancia actualmente, pero tengo un problema y es que la obra muy claramente cae en el campo anti tecnología, no anti redes sociales o anti abuso de la tecnología – no, la obra tiene un muy claro mensaje de que la humanidad debería de volver a un estado pre-revolución industrial.
Yo sé que existe esa creencia de que el mundo era un lugar mejor cuando todos vivíamos de la tierra, sembrando lo que comíamos, criando vacas y tejiendo nuestra ropa. Pero si sabes algo de historia, entonces sabes que eso es basura.
El asunto es que la tecnología no es sólo redes sociales y automóviles, si elimináramos toda la tecnología del mudo no sería sólo “Ok, tomen su bicicleta y adopten un chivo”. La tecnología es lo que nos permite curar enfermedades y transmitir conocimiento de manera eficiente, lo cual permite la fluidez en el estatus social de las personas. Elimina eso e inmediatamente volvemos a un esquema feudal donde la expectativa de vida es de 30 años y sólo 4 de cada 10 niños llegan a la mayoría de edad.
HABLANDO DE MUJERES Y ADICCIONES
Con todo y el pobre trabajo que hace la obra en lo que parece ser su argumento principal, debo decir que hace un muy buen trabajo reflejando otro aspecto, el de la adicción, y aquí es donde entran nuestros personajes.
El epicentro de todo el drama es la relación entre los protagonistas y que Dent es un completo adicto a la tecnología, incapaz de separarse de ella por más de un par de segundos. No sólo es una persona a la que en serio le gustan sus programas basura, él es un “pacificador”, un hombre que persigue a disidentes y los elimina con extremo prejuicio. Una imparable máquina de matar que está tan desconectado de la realidad que su cerebro no procesa que las víctimas de su brutalidad son otros seres humanos.
Pero a su vez la historia se esfuerza en retratarlo como un hombre débil que abrazó la tecnología por lo que él veía como una necesidad, pero que nosotros claramente vemos como cobardía e inseguridad. Y que no puede dejarla por su debilidad.
El cómic se asegura de demostrar en todo momento que estar conectado es su elección, en cada ocasión que él pudo tomar otra decisión eligió huir de la realidad.
Pero no se detiene ahí, también se nos muestra la culpa que Debbie tiene en todo esto; ese ser amado que no se aleja del adicto, que siempre intercede por él y le consigue segundas oportunidades, siempre justificándolo y protegiéndolo, a pesar de saber el daño que le hace a él y a los demás.
Su arco es el de aceptación, de darse cuenta de que ya ha hecho todo lo que puede y Dent debe de hacerse responsable de sus actos.
Ese es un mensaje brutal. Digo, si alguna vez has convivido con un adicto puede resultar difícil distinguir esa línea donde dejas de ser una figura de apoyo y te conviertes en un facilitador, y ciertamente no esperaba que un cómic acerca de cyborgs, gore, samuráis y motocicletas de pronto se volteara y me dijera “sí, esto también es TU culpa”.
EL FINAL
Tokyo Ghost es una obra interesante pero con sus fallos. Su mensaje ecologista es de lo más “hippie hípster filosófico” que he visto y realmente me sacaba de la historia, pero es muy efectivo su manejo del tema de la adicción.
En el apartado del estilo la obra no es para todos, pero quienes gustan de este tipo de historias que combinan la violencia brutal con un mensaje real, resultará un lectura interesante y refrescante, en especial por lo poco común que son actualmente.

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