Amor sin Barreras | Reseña

Quizá te gusten los musicales o no, tal vez hayas visto la obra, la película o creas que estás totalmente alejado de Amor sin Barreras (West side Story), pero casi podría apostarte que de algún modo hay elementos que han conformado todas sus representaciones, que sí conoces pero no sabías que eran parte de ella.

EL CONTEXTO

Amor sin Barreras es una obra que tuvo su origen en Broadway como comedia musical en 1957 y apartir de ahí ha sido puesta en escena innumerables veces, además, cuenta con una versión cinematográfica previa, producida en el año de 1961, lo que te hace preguntarte ¿Por qué Steven Spielberg, un director tan reconocido en Holywood y con un estilo totalmente alejado de los musicales (este es el primero que realiza), querría desempolvar esta historia? ¿Valió la pena? 

Respuesta corta: En mi opinión NO, pero si van y le preguntan a la Academia y a todas esas asociaciones que entregan premios a lo más destacado de la cinematografía, seguramente estarán en desacuerdo porque desde ahora West Side Story se perfila como una de las favoritas para la temporada de galardones.

Ahora, ya sabemos que eso de las premiaciones es muy subjetivo, se suelen premiar cosas técnicas y no las emociones que logra transmitir una cinta, pero es que eso es más difícil de medir aún, entonces, preferible irse por la “fácil”. Pero vamos por partes.

LA HISTORIA

Amor sin Barreras no es más que la narrativa de Romeo y Julieta que en lugar de desarrollarse en Florencia ocurre en  gringolandia y las familias no son simples rivales, sino que Tony (Ansel Elgort) es originario del vecino del sur y María (Rachel Zegler) es inmigrante puertorriqueña. Hay una disputa por el territorio entre los inmigrantes (Sharks) y los oriundos del lugar (Jets), que pone a nuestros protagonistas en medio y vemos todo el drama que se sucita entre bailes y canciones.

EL TONO

Tenía tiempo que una película no me generaba tantas reacciones negativas como esta y creo que tiene que ver completamente con que Spielberg no entendió que lo importante era el fondo, no la forma. Yo podría ser muy como Dawson (el de Dawson’s Creek), que en algún tiempo creí que Steven era el mayor cineasta del mundo: Amaba sus películas como E.T., Encuentros cercanos del tercer tipo (Incluso tenía un alucine con querer ir a Peña de Bernal, Querétaro, porque se parece al lugar de esa película), A.I., La Lista de Schindler,etc.,  todas sus películas me habían gustado, en cualquier género, por eso, me parece tan incomprensible que el fallo grave en esta cinta es que no me logró transmitir nada, vaya, que hubo momentos en los que sentía que estaba viendo una telenovela de las más malas de Televisa y escenas que deberían parecerme emotivas me provocaron: Risa, Enojo o fastidio.

¡Ahora sí ya les cargó el payaso!

Es que Spielberg se lo quiere tomar tan en serio (al final vemos un mensaje en el que le dedica el largometraje a su papá), que termina por volverlo satírico. No había nada qué hacer con la historia: Aunque común, ha sido probada infinidad de veces. La versión original rompió esquemas con la música (los ritmos latinos que maneja no eran comunes en aquél entonces). Siendo esta historia, idea original de un coreógrafo, los números musicales forman parte integral de la narrativa, así que lo que aparentemente el director creyó que debía hacer con esta nueva versión era meterle muchísima producción para que los bailes se vieran espectaculares, un filtro old para que “se viera artística” y buena ecualización. El resultado es que los números musicales son literalmente apantalladores, los actores se lucen muchísimo en sus dotes artísticas (los veía y solo pensaba que o tenían dobles, o seguro se dedican al teatro musical principalmente, por lo buenos que son). Rachel Zegler  canta hermoso, pero en casi todas sus canciones me recordó a nuestra querida Evangelina Elizondo (para los más jóvenes, es la actriz que cantaba las canciones de la Cenicienta de Disney) y digo “pero”, porque todo el tiempo sentía que iban a salir los pajaritos o los ratoncitos a ayudarle y hacerle los coros, bueno, sin ser específica, ella cantaba y sonaba a princesa Disney genérica, lo que rompía todo el tono de las escenas. Por su parte, Ansel Elgort también lo hace muy bien, logra provocarte empatía (creo que incluso más que Rachel), pero el guión no le ayuda y su personaje se torna incoherente (eso es problema heredado, no culpa de esta versión, que procura respetar la obra casi al 100%).

Fieeesta, en Améerica, fieesta, en Américaaa.

Y uno podría pensar que ante un musical no puedes pedir que te muevan las fibras emocionales (aunque hay grandes ejemplos de que sí se puede, como Moulin Rouge o La la land), pero incluso en esta cinta, el personaje de Anita, interpretado por Ariana DeBose es magnífico porque tiene un abanico de emociones muy amplio y por lo mismo es el personaje que más me gustó. Lo mismo es amable, inteligente, sexy, o racional, que logra proyectarte desesperanza y dolor profundo: Para el desenlace está presentando su número musical principal que te lleva a lo más alto, solo para que el personaje de María lo tumbe con una respuesta tonta, así que Anita se tiene que olvidar de su dramatismo y seguir con el guión de María que es absurdo.

Y de nuevo me pasó como con Cats, que mirando este producto solo podía pensar en que no lo estaba apreciando lo suficiente porque seguramente se vería mejor en teatro, donde podría ver la gama de colores real y escuchar las magníficas interpretaciones en vivo y eso me parece un fallo grave, no tendrías que ver algo en un medio esperando verlo en otro.

Así que no, aunque analizando la calidad de sus elementos Amor sin Barreras tiene todo para recibir premios, como un todo no funciona, porque se queda a medio camino intentando ser emotiva o contestataria. El afán de Spielberg de no modificar el guión original, le quitó la oportunidad de volverla aún más actual con por ejemplo, solo cambiar un pequeño elemento como la nacionalidad de los antagonistas (¿Imaginan que fueran musulmanes en lugar de puertorriqueños? o para no meterse en tanta bronca, solo migrantes).

En conclusión

Solo recomendaría ver la nueva versión de Amor sin Barreras si quieres subirte al tren de la temporada de premios, pero realmente creo que no es ni remotamente cercana a lo que Spielberg suele lograr y tampoco es la mejor opción para distraerse un rato porque su ritmo es tan irregular que juras que van a aparecer las palabras “The End” y todavía le falta como media hora más.

Pero como siempre, tú tienes la mejor opinión, así que si la ves y estás totalmente en desacuerdo conmigo, déjanos tus comentarios para que ratifiquemos por qué nunca brillaré en la meca del cine.

Amor sin Barreras estrena este 9 de diciembre, en las salas de cine mexicanas.


FICHA COVACHA

AMOR SIN BARRERAS (WEST SIDE STORY).

Director: Steven Spielberg

Guion: Tony Kushner, Arthur Laurents

Reparto: Ansel Elgort, Rachel Zegler, Ariana DeBose, Rita Moreno.

Género: Drama, Musical.

Duración: 2h 37min