Ya van cinco años desde que Game Of Thrones cambió por completo la forma en que vemos series de televisión. El tiempo pasó y la historia de la pluma de George R. R. Martin no avanzó. Era ingenuo esperar que la serie se mantuviera fiel al material original sin sacrificar su coherencia y exprimir las arcas de HBO. Sin embargo, la sexta temporada nos demostró que Weiss y David Benioff entienden muy bien el trabajo de Martin, y si bien no pueden llevar todo a la pantalla, aún nos pueden entregar una historia que vale por sí misma.

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La sexta temporada de Game of Thrones no fue perfecta, tuvo un inicio largo y cansado, la adaptación de Jon Snow a su restaurada vida no tomó forma hasta que por fin se encontró con su hermana Sansa, y en realidad la construcción para la batalla de los bastardos se llevó a cabo con cautela y lentitud. Asimismo, ver a Danaerys desnuda enfrente de los Dothraki, a Arya pelear por su identidad en este mundo y las apariciones de personajes que no tenían por qué a parecer, como The Hound y Benjen Stark, hicieron quela serie se sintiera en un momento reiterativa y sin guía.

Pero la serie se trata de tiempo, de mentiras, de relaciones que se van hilando poco a poco, de diálogos implacables y de compromiso con la historia y su poco interés por tener héroes que lo pueden todo, y en este sentido la sexta temporada responde con creces el llamado de los fans. Pone a los personajes en su lugar y comienza a unir las historias perfilándose para el desenlace. Sí, tal vez carece de la magnífica narrativa de Martin, le faltan personajes, tramas e intriga y los puritanos dirán que no se acerca al maravilloso Westeros que nos han puesto en largos párrafos desde hace 20 años.

GoT no pretende eso, busca sorprendernos y es fiel a sus personajes y a su historia. La química que guardan los actores es impresionante, puntos extra a Jon Snow y a Sansa, cuya interacción se siente tan fraternal y bonita durante toda la serie que uno desearía que así se llevaran en los libros. Lena Headey como Cersei sigue siendo implacable y hasta Littlefinger encuentra su momento para brillar. El elenco es asombroso, sabe lo que hace y todos parecen estar cómodos con sus personajes.

PODER FEMENINO

Esta temporada sorprende en los detalles y el desarrollo de la historia. Nos deja ver cómo en rincones remotos de los siete reinos escuchan la anécdota de traición de los Lannister y los Stark, pero con los lobos como los villanos, demostrándonos que la historia la escriben los buenos. Vemos también la decadencia de las casas y el debilitamiento de los imperios, al grado de que una niña es la única sucesora viable a un trono (no es queja, nadie puede quejarse de Lady Mormont, quien se lleva a todos de calle con sólo siete años y cinco diálogos).

Ahora los personajes femeninos dominan por completo la historia, y no solamente por que Yara Greyjoy es gay. Sansa convence a Jon de unir un frente contra los Bolton y trae las fuerzas de los Arryn al juego; Daenerys salta como líder (aunque ella pierde mérito, porque ya era hora de que hiciera algo); Margaery no se deja doblegar por fanatismos como el blandengue de Tommen, y Cersei le pone punto final al High Sparrow y a su mundo de religión. Sin mencionar a las Serpientes de Arena y Olenna Tyrell, que parece que serán muy importantes al final de la serie.

Todas las mujeres en la serie parecen tener un por qué, un cómo y un desarrollo adecuado. Excepto si Sansa decide traicionar a Jon Snow, en cuyo caso podríamos llamarla la peor damisela en peligro de la historia de los cuentos de fantasía.

EL FINAL SE ACERCA YA

Con sólo 14 episodios para concluir, los productores deben empezar a tomar decisiones para revelar si las dichosas teorías son ciertas o no. Hasta ahora han hecho un gran trabajo con ello: la escena del origen de Hodor es emotiva y sorprendente, y poco a poco toma forma la profecía que marcó el destino de Cersei desde niña. Lo único que no quieren soltar es el dichoso padre de Jon, pero es gratificante ver en pantalla que no es el bastardo, es el sobrino.

La sexta temporada de Game Of Thrones marca el principio del fin, y aunque tuvieron problemas manejando el paso del tiempo, al grado que al final parece que los personajes se teletransportan o vuelan mágicamente de un lugar a otro, logra perfilar la historia a su clímax, sigue presentando nuevos personajes y nuevas facetas que además de ser fieles al planteamiento de Martin, logran sostenerse por sí mismos y encajan perfecto en la historia.

Sin duda Game Of Thrones de HBO sigue siendo de lo mejor que encontrarán en la televisión y, más allá de un final adecuado a los libros, promete un final espectacular.

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