En plena obsesión mundialista sólo hablamos de fútbol y de Rusia con chistes referencias a las piteras representaciones gringas del país euroasiático, pero no se preocupen, siempre he pensado que un Mundial (y las Olimpiadas) es el momento perfecto para conocer nuevas culturas, así que no desperdiciaré esta oportunidad para hablarles un poco del país eslavo… y darles datos infaliblemente culturosos para impresionar a las jevas y los panas en las fiestas pamboleras.
Así es amable lector, con esta lista de Datos Inútiles usted se convertirá en el centro de atención, el alma de la fiesta. (*)
1 | UCRANIA, LA CUNA DE RUSIA
Imaginen que Tenochtitlán estuviera en Guatemala o, peor, en uno de los estados que perdimos durante la guerra con Estados Unidos… pues algo así le pasa a los rusos.
Si bien los territorios que hoy son Rusia y Ucrania han estado habitados desde la Edad de Bronce, durante la mayor parte de la historia lo estaban por pueblos nómadas de las estepas, entre ellos los escitas (de donde salen los mitos de los centauros y las amazonas, por cierto).
Es muy tardíamente cuando los vikingos empiezan a bajar de Escandinavia a Arabia, usando los ríos de la zona que los pueblos eslavos (quienes desplazarán a los escitas) comenzarían a reunirse en grandes poblaciones, la principal de estas Nóvgorod.
Cuenta la leyenda que los eslavos, como muchos otros pueblos europeos, al final decidieron que era mejor idea tener a los vikingos de amigos que de enemigos, y les ofrecieron ser sus vasallos a cambio de protección. Así, el pueblo del mítico Rurik, el pueblo de Rus, se convierte en la primera dinastía rusa (de dos, la otra son los Romanov).
Su nieto, Vladimir I, mueve la capital a la ciudad de Kiev, pues estaba mucho más cerca de las rutas comerciales y los otros poderes de la zona.
Así, los rusos consideran que este gobierno, “La Rusia de Kiev”, fue piedra fundacional del que después sería un estado nacional y hoy una unión de repúblicas… lo único incomodo es que Kiev está en Ucrania. De hecho, es su capital actual.
La relación entre Ucrania y Rusia es… difícil. Cuando Vladimir Putin invadió Crimea, con un descaro que ni la dinastía Bush llegó a tener, la mayor parte de la comunidad internacional se lavó las manos justo por eso. Ucrania es y se considera fervientemente un país independiente… pero los rusos y el resto del mundo los ven más como un estado renegado de la federación rusa.

2 | ¿HAS ESTADO EN CRIMEA?
Rusia tiene un pequeñísimo gran problema… sus puertos no son muy amables con las embarcaciones. Tiene un montón de costa, y seguramente un montón de puertos, pero técnicamente ninguno que cumplan con las necesidades de una potencia (ser amables con las embarcaciones militares y comerciales de gran tamaño).
San Petesburgo y Vladivostok están en mares demasiado fríos y en aguas controladas por la OTAN o Japón, potencias o aliados de occidente. El único puerto ruso que tiene aguas cálidas, aunque también está detrás de mares controlados por potencias occidentales, es Sebastopol, quizá el puerto ruso más importante… y está en la península ucraniana de Crimea.
Podrá parecer poca cosa para nuestro mundo moderno, pero incluso hoy es un gran problema, por eso es que Putin se atrevió a lanzar una invasión a un país libre, así como si nada… el control de Crimea es mucho más que simple orgullo nacional.
Ahora piensen que, hasta la invención del ferrocarril, el transporte marítimo era la única forma de construir un imperio militar o comercial. Si querías mover mercancías o soldados a grandes distancias los barcos eran tu principal aliado. Rusia ha tenido que vérselas sin esto la mayor parte de su historia, e incluso cuando consiguió usar los puertos de Crimea y el mar del norte, nunca le fueron del todo útiles.
Por eso es que Rusia, a pesar de estar ahí pegadito a Europa del este y arribita de las mayores rutas comerciales de la historia y literalmente estar EN Europa Y Asia, siempre se ha sentido aislada.
La mayor parte de su historia vio a su población como meros siervos de grandes señores, técnicamente esclavos. Y fue sólo por la voluntad de algunos de sus gobernantes que la “modernidad” llegó a ellos.
Primero Pedro el Grande, quien construyó San Petesburgo e inició los tratados que le permitirían usar los puertos ucranianos. Y luego con la esposa de su nieto, la alemana Catalina La Grande, quien llevó aún con más ganas la ilustración a las tierras de los osos y el vodka.
Una ilustración en la medida del “despotismo ilustrado” claro está, pero ilustración al fin y al cabo. Lo que haría que cuando los soldados rusos entraran en contacto con las fuerzas “de la razón” del imperio napoleónico ya estuvieran predispuestos para esas ideas locas de que “el pueblo” no tiene que soportar una aristocracia inútil. Malditos chairos que todo lo arruinan.

3 | LA TERCERA ROMA
El concepto de un estado sucesor al romano es muy amplio y multitud de gobiernos lo han reclamado, sin embargo, aquí hablamos de los rusos, quienes consideran al Gran Ducado de Moscú (el gobierno que re-unificaría a los principados de la zona para formar el estado nacional ruso) como el sucesor del imperio bizantino, quien es a su vez el sucesor de Roma.
La historia entre el imperio bizantino y los principados rusos data casi desde su formación misma, cuando el príncipe Vladimir I, nieto del príncipe Ruik (fundador de la dinastía Rurikidas, la primera dinastía rusa) se casó con la hermana del (en ese entonces) emperador bizantino Basilio.
Pero el reclamo de sucesores de Roma se da más por la vía de la Iglesia, verán, desde el principio los príncipes rusos buscaron tener de su lado a la iglesia ortodoxa.
Cuentan las leyendas que Vladimir I decidió dejar el paganismo y adoptar una de las religiones del libro, para ello mandó emisarios a buscar a tres representantes de cada una de ellas: El islamismo no le gustó porque prohibía el alcohol; el judaísmo no le gustó porque los judíos vivían en una diáspora; al final se decidió por el cristianismo, que de ese lado de Europa era ortodoxo.
Probablemente la razón real es que al convertirse al cristianismo ortodoxo afianzó aún más sus lazos con Bizancio, quien aún era una potencia y tenia al Patriarca nominalmente más poderoso, sólo rivalizado por el Papa romano.
Pero no fue sino hasta que llegó Ivan III el Grande (no confundir con Ivan IV EL TERRIBLE) que empezó esta idea de Moscú como estado sucesor de Roma. De entrada, el poder de Bizancio había desaparecido a manos de los turcos, por lo que, junto con otro matrimonio, esta vez con la sobrina del último emperador bizantino, afianzó la alianza entre el ordodoxismo y el gobierno de Moscú (para las épocas de Ivan, Moscú ya era el principado más poderoso y el centro del gobierno), con esto el poder de Moscú es quien respalda el título (meramente nominal) de Primus inter pares del Patriarca de Constantinopla.
Dato curioso: En México tenemos feligreses de la iglesia Ortodoxa, quienes tienen como líder local al Metropolita Ignacio Samaán, quienes son reconocidos por lo menos por el patriarca de Antioquia.

4 | CARNE TÁRTARA
Es un lugar común en el imaginario colectivo la idea de una Rusia inconquistable, desde Napoleón hasta Hitler lo intentaron sin éxito, vencidos todos por el General Invierno (no confundir con Bucky Barnes). Pero eso no es del todo cierto.
Conozcan a los mongoles. Más específicamente los Tártaros, como se les llamó a esas tribus en específico (los mongoles en general era alianzas de tribus nómadas de la estepa asiática, formadas por pueblos y probablemente etnias distintas y diversas).
Las invasiones mongolas de Gengis Khan coincidieron con la época en la que los principados rusos estaban enfrascados en luchas intestinas aprovechando el debilitamiento del poder de Kiev. La primera vez se salvaron, como el resto de Europa, ya que los mongoles decidieron retirarse de a su país al morir el Khan para realizar la elección del siguiente gran Khan.
Pero la segunda invasión mongola en Rusia no salió nada bien para los príncipes. La horda azul que después se convirtió en la dorada (seguro eran fans de los X-Men) comandada por Batu Khan les dio hasta por debajo de la lengua. Saquearon Kiev y Moscú y la mayor parte de los principados y los sometieron a vasallaje.
Por el estilo de gobierno de los mongoles, los principados rusos pudieron conservar su autonomía simplemente pagando tributo a los tártaros que vivían en las estepas. Su contacto con el resto de Europa disminuyó mucho, aunque irónicamente fue gracias a los mongoles que el principado de Moscú creció en poder, ya que los jinetes asiáticos elegían al “Gran Príncipe” (título que ostentaban los príncipes de Kiev cuando eran los gobernantes) de entre los gobernantes de la región, y en varias ocasiones le otorgaron el título al príncipe moscovita.
El vasallaje sólo duro un par de siglos y la mezcla entre rusos y mongoles no fue muy fuerte, sin embargo, la huella que dejaron en su historia es innegable.

5 | CUENTA REGRESIVA A LOS SOVIÉTICOS
Nicolás II, último zar de Rusia (a menos que contemos los como 15 minutos que su hermano Mikael fue zar antes de rechazar el título), es uno de esos casos tristes en la historia de la humanidad, en la que un hombre interesante se ve ensombrecido por hombres y mujeres mucho más interesantes a su alrededor.
Primero por el monje Rasputín, a quien lleva a la corte para tratar la hemofilia de su hijo. Pero también por sus propios padre y abuelo. De Nicolás sólo nos toca decir que le toco pagar los platos rotos.
Su abuelo fue el gran reformador que intentó darle muchos más derechos al pueblo ruso, que vivía en una situación de esclavitud (aunque le llamaron vasallaje). Alejandro II no era tonto, sabía que las ideas liberales que las guerras napoleónicas habían esparcido por toda Europa eran imborrables, por lo que intentó hacer de abogado del diablo.
Por desgracia los “reformadores” casi siempre pecan de tibios, enojando a ambos bandos. Al final no pudo detener las cada vez más comunes revueltas y murió víctima del terrorismo. Su hijo Alejandro III se fue para el lado contrario, usando la mano dura para mantener las cosas en su lugar.
Para cuando el “Primo Nicky” (como seguramente lo llamaban sus primos hermanos el Kaiser Wilhelm II y el rey de gran Bretaña Jorge V) llegó al poder, se encontró con una Rusia hambrienta de más derechos sociales y laborales, pero mucho más atrasada que el resto de Europa.
En nada ayuda que Nicky, como muchos otros gobernantes undidos hasta las orejas en mierda, quiso aplicar la de “una guerra nos unirá”, primero ocupando la Manchuria durante las guerras civiles chinas “para protegerlas de Japón”, lo que terminó en una humillante derrota para los rusos. Sí, perdieron contra otakos.
Y luego, sin querer queriendo, desató la Primera Guerra Mundial intentando “defender” a terceros. Gran guerra que luchó contra sus primos alemanes e ingleses, todos ellos nietos de la reina Vicky (y después se burlan de los latinos y nuestros “dramones familiares”, pero hasta 1945 los dramones familiares de los europeos causaban guerras mundiales).
Así es como la primera guerra fue el último clavo del ataúd de la dinastía rusa y el inicio de la era soviética.
Lo demás es una aburrida historia sobre el primer gobierno comunista/socialista de la historia, una potencia que dividió al mundo en una guerra fría, su caída y como el pueblo ruso vio a su país convertido en una mafiacracia hasta que el camarada Putin llegó topless, montando un oso, a salvarlos.

Bonus: Al igual que Kaiser, la palabra Zar (título que escogió para sí Iván El Grande) significa César, porque todas las dinastías europeas quienes llamarse como yo.
Así que ya saben muchachos, cuando estén en sus fiestas futboleras y los Onvres estén distraídos viendo a Cristiano Ronaldiño (sic) metiendo goles, ustedes pueden intentar bajarle a sus novias con estos datos culturosos… al más puro estilo Iñárritu pues.
(*) César “El Enano” Castañón jamás ha sido el alma en fiesta alguna, y jamás, jamás, jamás lo invitan a nada, por lo que La Covacha no se hace responsable de lo que pueda suceder si siguen sus consejos. Sus recomendaciones nunca deben de tomarse en serio.