¿Aún no termina el Mundial? Dios mío, ¿Cuánto dura esto?
Siempre he sentido que el fútbol nunca se acaba, que es como los desayunos de los hobbits. Cuando crees que ya fueron demasiados resulta que aún hay otro más. Si no es el Mundial es la Champions, el Torneo de Ida o el de Vuelta, la Copa Confederaciones o la Copa América… siempre hay algún evento de “fucho”.
Por desgracia me comprometí a hacer textos ñoños relacionados con el fútbol durante lo que dure “la fiebre mundialista”, así que me veré forzado a exprimir esta temática lo más posible. Les pido un poco de paciencia porque este texto va a tardar en enlazarse con “el deporte del hombre”. Primero tendremos que hacer un pequeño viaje al pasado… al lejano año de 1997.
*sonidito de viaje al pasado*
1997
Para muchos el ’97 parecerá “no hace mucho”, pero recuerden que los niños nacidos en ese año cumplen 22 años en el transcurso del 2018… o sea, quienes nacieron el mismo año que murió Lady D y que Gran Bretaña regresó Honk Kong a la República Popular China ya son adultos según las leyes de todo el mundo. Y ahora que los he hecho sentir viejos, hagamos un recorrido por la Avenida de la Memoria.
VIAJE A LA NOSTALGIA
Quienes crecimos a finales de los ’90 podemos presumir que somos la última generación de niños “análogos”, pues aunque el internet ya estaba bastante difundido, la cultura “digital” aún no pegaba con tanta fuerza, y menos si vivías en la PRIvincia mexicana.
Nosotros no nos pasábamos todo el día pegados a una pantalla… sólo la mitad del día cuando veíamos nuestras caricaturas o telenovelas o jugábamos nuestros Nintendos. El resto del tiempo lo pasábamos al aire libre jugando deportes, o metidos en apestosos y húmedos recovecos jugando “maquinitas”. Y también nos la pasábamos coleccionando basura barata.
Antes de los fidger spinners, hubo yoyos, trompos, pelotitas y demás juguetes “coleccionables”. Tengo entendido que estas modas son “cíclicas” y que la industria del entretenimiento infantil no tiene ni idea de cómo funcionan, sólo tratan de surfear las olas de las modas pasajeras y sacar la mayor cantidad de dinero posible.
No sé si en los ’90 se dio un “boom” del coleccionismo de “muñequitos” y “figuritas” en este lado del mundo como consecuencia de que en Japón se desataron manías similares, o si el hecho de que pasaran cuasi simultáneamente en todo el mundo capitalista fue pura sincronía o coincidencia.
El punto es que si fuiste niño de los ’90s y aún conservas tus juguetes, seguro tienes cajas llenas de muñequitos de plástico y juguetes baratos, porque claro está, el capitalismo no duerme en México.
A diferencia de los países del primer mundo, estas modas llegaron a México de la mano de empresas de dulces y comida chatarra. Aquí eran Sonric’s o Coca Cola las que trataban de crear o de navegar por estas oleadas y no las empresas de juguetes.
La dinámica era casi siempre la misma, Sonric’s/Coca/Sabritas o similares conseguían la concesión de algún juguete popular en alguna parte del primer mundo y se encargaban de distribuirlo vía el antiguo sistema de “trueque”, donde entregabas algún remanente de un producto (tres tapitas, dos bolsitas, las tiras del producto, etcétera) y ellos te daban una cajita o una bolsita con un muñequito.
El ejemplo más obvio son los Monstruos de Bolsillo que trajo Sonric’s (en general la empresa del maguito era a la que se le daba mejor estos menesteres). Pero Coca Cola no se quiso quedar atrás e intentó conseguir algún juguetito chatarra que le pegara.
Creo que los Yoyos Coca-Cola fueron los más populares porque son una de esas cosas que regresa cada determinado tiempo, igual que el PRI. Pero los más icónicos fueron los Hielocos.

LOS HIELOCOS COCA-COLA
Los hielocos eran pequeñas figuritas de plástico que simulaban ser hielos con forma de “algo”, en una especie de formainception. Para conseguirlos tenías que canjear tres taparroscas más $2.50 (que en ese entonces seguro valían muchísimo más que los 2.50 de ahora… ah, pero querían CAPITALISMO ¿verdad?) y te entregaban una bolsita metalizada con dos hielocos, una tarjetita y cuatro stickers.
Cada hieloco era un personaje diferente, sus nombres y sus datos venían en las tarjetas. También salió un álbum para pegar las estampitas y un contenedor de plástico o Porta-Hielocos para… pues meter ahí tus Hielocos (shocking, I know).
Ahora bien, eran los albores de la cultura ñoña, y aunque ya había una generación de adultos coleccionistas, la industria aún no se daba cuenta que le podían vender cosas a un sector del público que sólo las iba a comprar para ponerlas en un estante. Por lo que en el ’97, los “coleccionables” aún tenían que venir disfrazados de juguetes que pudieras, pues, jugar.
La forma en la que jugabas con estos muñequitos era bastante simple, los lanzabas unos contra otros cual canicas. Se supone que había distintos tipos de juegos con nombres y reglas, pero en el fondo todos eran básicamente lo mismo:
Acomodabas tus Hielocos y luego tomabas uno y lo lanzabas contra los otros. A veces había que ir moviéndolos en X cantidad de tiros para que pasaran o salieran de un perímetro especifico, a veces era hacerlos rebotar en una pared. Como cada figura era diferente, variaba la forma en la que rebotaban, haciendo a algunos monos mejores que otros.
Obviamente se podía jugar a ganar-perder Hielocos, algo que hacían los niños más valientes y cool de la escuela, a mí siempre me dolía perder así que nunca jugaba en esta modalidad. Eso y que no tenía amigos con quien jugar. *sad boy*

EL ORIGEN SECRETO DE LOS HIELOCOS
Como muchas otras promociones coleccionables mexicanas, lo que hacía la empresa de “aguas puercas” era comprar la concesión (o en estos casos los moldes) de las figuras y los derechos de distribución para México y otras partes de Latinoamérica. En este caso eran los derechos de unos juguetitos llamados Gogos Crazy Bones de una empresa española llamada Magic Box Int. Gogos en nuestra madre patria, y Crazy Bones en Norteamérica.
Los Gogos se crearon a principios de los ’90 como una forma moderna de un juego muy antiguo llamado el “juego de las tabas” o Astragalo, que data del antiguo mundo griego y que originalmente consistía en pequeños huesos tallados llamados “nudillos de oveja”. En general se jugaban de forma similares, probablemente es una variación de las aún más antiguas canicas.
Coca Cola trajo a nuestro país las 3 (o 4, dependiendo de cómo contemos) primeras series de Gogos Crazy Bones:
– Originales (60 figuras diversas de la vida cotidiana)
– Fosforescentes (que eran las mismas 60 figuras originales pero trabajadas con pintura que brillaba en la oscuridad, porque los niños de los ’90 adorábamos todo lo que brillara en la oscuridad)
– Aliens y monstruos (que constaba de 40 figuras aliens y 20 monstruos, ¿esa no se la esperaban verdad?)
– Sports que eran Hielocos con formas deportivas.
Algunos dicen que incluso llegó la quinta colección de Hielocos Coca Cola basados en la serie Gogos Musicales, pero yo no la recuerdo y no encuentro pruebas de que en verdad se haya distribuido en México.
Actualmente Panini distribuye los Gogos en nuestro país, centrándose en licencias Disney, y ya no se llaman Hielocos, adoptaron el nombre original de Gogos. Pero retomando las primeras series de Coca-Cola, las tres iniciales se distribuyeron básicamente idénticas: Hielocos (originales), Fluorescentes, Aliens y la última… Futboleros.
¡SORPRICE MADAFOCA! ¿Creían que ya nos habíamos olvidado del fútbol? ¡Pues no! EL FÚTBOL ESTá HASTA EN LA SOPA.

HIELOQUITITITOS
Coca Cola básicamente quemó la franquicia sacando una serie tras otra en el transcurso de un año más o menos, y como era un año pre-mundialista (rumbo a Francia ’98) decidió usar la cuarta serie, “Sports”, como Hielocos Futboleros.
La excusa fue la Copa América que juegan las selecciones del cono sur y a la que México es invitado desde el ’93.
En el ’97, la Copa América XXXVIII (o si son como Bart Simpson y nunca aprendieron los números romanos, la Copa América 38), se llevó a cabo en Bolivia, el país famoso por su presidente vitalicio indígena amiguis, amiguis de Hugo Chavez.
Lo único relevante de ese torneo fue que “El Matador” Luis Hernández fue el goleador, anotando 6 goles durante la Copa. Y ya, eso es todo lo que sé de fútbol, no me pidan más sobre ese tema.
Volviendo a los Hielocos, la serie Futboleros contó con 20 figuras “originales” de Coca-Cola, y fue la que menos popularidad tuvo por el gran bajón en calidad que presentó. También fue decepcionante que el Hieloco balón no era esférico ¡Pero qué desperdicio de oportunidad, señores de Coca Cola!
Aunque en retrospectiva imagino que estaban sacando lo más posible en el menor tiempo para maximizar ganancias. Porque si hablamos de “desperdiciar” oportunidades, hubieran esperado un año para sacar la promoción junto con la fiebre mundialista del ’98. But alas poor Yorik, it was not…
En fin, esta es la historia de los Hielocos Futboleros de la Copa América del ’97, una de esas muchas modas coleccionables que vivimos los niños de los 90 y que no servían para nada más que para vender comida chatarra a los niños y causar la epidemia de obesidad que hoy nos hace el segundo país más gordo del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos. Pero qué bonito es recordar.
Yo coleccioné Hielocos, me gustaban mucho. Estaban bien hechos y toda la cosa. Aún tengo por ahí una caja de zapatos llena de Hielocos. Y ustedes, ¿aún tienen sus hielocos?

DATO ÑOÑO
Los colores disponibles de los Hielocos eran: Rojo, azul, amarillo, verde, naranja, violeta, el que brillaba en la oscuridad y el transparente con glitter.