Sobre fandom y berrinches

Una característica cada vez más preocupante de los distintos fandoms de la cultura pop, es la facilidad con que hallan pretextos para hacer berrinches y pataletas virtuales. El caso más reciente se dio la noche de este jueves, cuando Variety anunció que Robert Pattinson sería el protagonista principal de The Batman, interpretando a Bruce Wayne/Batman.en la cinta con la que Matt Reeves dará un nuevo inicio a las aventuras del Caballero Oscuro.

Aún no hay un anuncio oficial (ése lo hará WB, no Variety o algún otro sitio) y otras fuentes dicen que nada está confirmado y que actores como Nicholas Hoult, Armie Hammer y Aaron Taylor-Johnson siguen en la pugna por el papel, pero eso no ha detenido a ciertos sectores del fandom, que ya abrieron varias peticiones para que se elimine a Pattinson del elenco de The Batman. Aparentemente el único pero que le ponen al actor para interpretar a Batman es su participación en la saga de Crepúsculo.

Creo que no se han dado cuenta de que ése parámetro sirve más para juzgarlos a ellos que al actor, pues si ésa es su única referencia, habría que preguntarse qué clase de películas ven en el cine. Digo, a Pattinson le pagaron por actuar en esa saga, ¿a alguno de los quejosos le habrán pagado por verla?

Por otro lado, no es la primera vez que la elección de un actor para interpretar a Batman encuentra resistencia de parte de los fans. En 1989 no había redes sociales, pero la gente se burlaba de que “el gordito” de Beetlejuice fuera a ser Batman y parecían esperar ver un revival del Batman televisivo de los años 60. Warner recibió miles de cartas de fans que exigían que se buscara a un actor que no fuera famoso por su trabajo en comedias. Al final, le película fue un éxito y Keaton fue el Batman de toda una generación.

Y si no quieren irse tan lejos al pasado, TODO MUNDO se quejó cuando Warner anunció que Ben Affleck sería Batman en Batman v Superman y en el relanzamiento del personaje que habría de seguir a esa cinta. Las quejas eran que se trataba de un actor “demasiado bonito”, “demasiado famoso” o “demasiado qué-se-yo”. Pero ahora, luego de dos películas en las que el guion no le favoreció, muchos de esos escépticos lo tienen en un pedestal como “el mejor Batman de todos los tiempos”, y se rehúsan a aceptar la posibilidad de que alguien pueda reemplazarlo.

Y este es un fenómeno que no sólo se da en las películas de DC. Cuando hace una década Chris Evans fue elegido para interpretar al Capitán América, hubo reacciones en contra. Era “demasiado bonito”, “demasiado chistoso”, y además había sido la Antorcha Humana en el fallido par de películas de Fantastic Four. Pero ahora, tras siete películas interpretando al héroe, es difícil imaginar a alguien más en el papel.

Antes de Evans se había elegido a John Krasinski, y hubo peticiones para removerlo. Los argumentos eran similares: era “demasiado joven”, “demasiado chistoso”, no tenía tipo de superhéroe y salía en The Office, una popular comedia de televisión. Diez años después y luego de que su trabajo en A Quiet Place y Jack Ryan le ha ganado elogios, todos claman por verlo interpretar a un superhéroe y se preguntan cómo es que Marvel todavía no le ha dado un papel en una de sus películas…

Y existen más ejemplos similares. Y no siempre se trata de las decisiones de casting. Otros ejemplos recientes son los fans de Star Wars que exigían la remoción de Kathleen Kennedy de Lucasfilm y que se eliminase The Last Jedi de la continuidad oficial de la saga y se volviera a hacer. Más recientemente y todavía en curso, está la petición de que la octava temporada de Game of Thrones se repita por completo, pero con otros guionistas.

El punto es que, en estos días en que todo mundo tiene una plataforma para hacerse escuchar, lo que nadie parece entender es que ni el arte ni el entretenimiento son una democracia. El público no puede ni debe tomar decisiones acerca de las historias, personajes, creativos o casting en cada película, cómic o serie de TV que se produce. Los estudios, guionistas, directores, editoriales y artistas NO trabajan para la audiencia. Sí, uno paga un boleto, o una suscripción, o lo que sea, pero eso es después.

La gente que pone el dinero antes y durante la producción de estas piezas de entretenimiento es la que toma las decisiones, y si éstas son malas o resultan equivocadas, son ellos quienes pagarán el precio en los ratings, ventas y anunciantes, o en la taquilla. Pero mientras tanto, es su dinero y sus decisiones, y eso está bien. Hay tal diversidad de opiniones, que sería imposible llegar a un consenso sobre el rumbo a seguir en cada caso, y aún si hay miles de inconformes, debe haber una cantidad similar de gente que se siente emocionada, y otro grupo igualmente numeroso al que todo le resulta indiferente.

Y en nuestro papel de fans o como audiencia, nuestro papel es muy sencillo. Si algo no te atrae o no te gusta, está bien, no estás obligado a aceptar todo con gusto. Nunca antes habíamos tenido tantas alternativas de entretenimiento a nuestra disposición. ¿Para qué amargarte el día y perder el tiempo en berrinches y pataletas que no van a cambiar nada? Busca otra cosa. Disfruta lo que te gusta, ignora lo que no, y deja que otros disfruten las cosas que a ti no te gustan. Si alguien más disfruta de algo que tú no, no te afecta en nada. Encuentra algo que te haga feliz y deja que otros lo sean con sus propias elecciones.

La vida es demasiado corta para pasarla repartiendo odio. Si algo no te gusta no es el fin del mundo, hay muchas otras opciones de donde elegir, y sin duda aún más alternaticas por descubrir. Y ¿por qué no? Si nada te convence del todo, crea tú mismo la clase de entretenimiento que te gustaría ver. Quién sabe, tal vez haya más gente de la que te omaginas que comparta tus gustos p tu forma de pensar y encuentres tu vocación o una nueva carrera. ¿Quién te impide intentarlo?