El rey va desnudo es una frase que tiene un circuito que empieza como un recordatorio de que debemos ser escépticos y cuestionar la autoridad, pero que se va al otro extremo para ser la excusa de cualquier payaso para ser contrarreformista, y regresa a su origen como simple fábula.
También es algo muy mexicano, y con esta revisión al término desde la cultura pop nacional, concluiré mis artículos del mes patrio. Advertidos están.
MIREN TODOS, EL REY VA DESNUDO.
Tanto “el rey va desnudo” como “y sin embargo se mueve” son el grito de batalla de una horda de idiotas que “nomás rumea ideas” y “nomás se pregunta”, así a lo tonto. Gente que cree que ser escéptico es siempre dudar, siempre de la misma forma:
- ¿Se estrelló un avión o helicóptero y murió algún político o famoso? FUE UN ASESINATO POLÍTICO PARA DISTRAER AL PUEBLO BUENO.
- ¿Un atentado terrorista? ES UNA FALSA BANDERA PARA INVADIR UN PAÍS CON PETROLEO.
- ¿Hay alguna nota periodística de cierto nivel y morbo mientras otra nota de importancia está en las rondas noticiosas? CAJA CHINA, CAJA CHINA.
En fin, “el rey va desnudo” se ha convertido en una postura fácil para fingir que uno es crítico cuando ni siquiera hacen el mínimo esfuerzo intelectual.
Al respecto, dice Neil Gaiman que cuando se usa esta frase curiosamente nadie se fija en que los que señalan que el rey va desnudo son siempre el niño o el demente (o el bufón, pues en las cortes europeas bufones y dementes eran lo mismo). Así es, dos miembros de las castas más bajas de la sociedad.
Probablemente nadie lo nota porque, si lo pensamos mucho, nos daremos cuenta que tras gritar “el rey va desnudo”, en el mejor de los casos el rey pasará un bochorno y seguirá siendo el rey, en el peor… bueno, mejor ni pensar en el destino de ese niño o ese bufón.
Esto podrá parecer un caso de orinarse fuera de la bacinica, pero en el mundo actual hemos olvidado que la crítica y los señalamientos no son el fin último, son el inicio, son justo eso: señalamientos que nos deben servir para llegar a algún lado, preferentemente a un nuevo lugar.

VIENDO EL DEDO QUE SEÑALA LA LUNA
La comedia satírica política mexicana es un gran ejemplo de la famosa frase. Somos un país que se enorgullece por sus satiristas, sus humoristas, sus cómicos, desde Guadalupe Posada hasta Chumel Torres.
No hay género que te catapulte más rápido a la idolatría mediática y la beatificación intelectual que la sátira política. El único género que el mexicano parece realmente respetar, idolatrar y defender. Vean cuanto nos ha costado admitir que Chumel Torres era curiosillo como un youtuber más, pero no es ni de lejos un cómico que merezca la fama que tiene, y ya ni se diga el valor que muchos le dan a sus opiniones idiotas.
Algunos aseguran que los moneros de la era revolucionaria ayudaron a la caída de Francisco I. Madero. Otros dicen que Rius es uno de nuestros guerrilleros de la pluma. No me voy a meter a discutir qué tan cierto es o no el mérito de nuestros satiristas. Voy a tomarlo como un hecho, porque el problema nunca es ése… el problema es que nunca pasa a más.
Hace unas semanas defendí los años dorados de Telehit como uno de los grandes momentos de la libertad de expresión en México, y lo sostengo sin negar que los que salieron de ahí ahora son las voces más neoconservadoras del discurso nacional. Porque el problema ya no es lograr la libertad de opinión, es que nos quedamos ahí, y nada más ahí.
Todos aplaudimos cuando algo como el documental Presunto culpable logra pasar la (cada vez más mitológica) CENSURA, ¿pero luego qué? ¿De qué nos sirvió exhibir todo lo mal de nuestro sistema jurídico si ahí estamos defendiendo que un presidente de “izquierdas” militarice aún más el país? Ah, pero eso sí, qué buenos momazos esos de “¿Abrazos? No, BALAZOS”.

EL PROBLEMA NO ES PROBLEMA
Malcolm Gladwell dedicó uno de los episodios de la primera temporada de su podcast “Revisionist History” al tema de la paradoja de la sátira. Según Gladwell, en nuestro mundo moderno la sátira, especialmente la política, presenta un enorme problema: Se inutiliza a sí misma.
Gladwell pone como ejemplo a un comediante de la era Tatcher en Inglaterra, que se burlaba de los derechosos tatcheranos y sus ínfulas de nuevos ricos (piensen en un regio del Tec) haciendo parodias over the top de su ideología de forma irónica como décadas después lo haría Stephen Colbert en el Colbert Report. Hilarante, fascinante, una burla descarada a “ese tipo de gente”… y un personaje amado por ese tipo de gente.
También usa como ejemplo a Sarah Pallin y la burla que hacía de ella Tina Fey en Saturday Night Live, y como en un capitulo Pallin fue invitada al programa y posa feliz junto a Fey disfrazada como su doppleganger.
Si bien podemos argumentar que el trabajo principal de la sátira política es entretener, y habrá quien ya esté saltando a hacerlo, entonces tenemos que dejar de idolatrar la inteligencia y el “valor” de estos comediantes.
Tenemos que bajar a Luis Estrada y Damián Alcazar de ese podio al que ellos mismos se subieron, debemos dejar de decir que Molotv es rebelde y de pretender que La Estaca u Horacio Villalobos son voces en disidencia.

LA CRÍTICA ESTÚPIDA
Si vamos a aplaudir productos porque “se atreven a criticar”, si vamos a invocar la sátira y el humor como “herramientas que incomodan al status quo”, dichos productos deberían, como mínimo, realmente incomodar al poder. Si vamos a repetir ad nauseam que “es nuestro deber decir que el rey va desnudo”, debemos entender que se necesita mucho más que hacer pasar un bochorno al rey para que su poder se vea regulado.
Porque no es cosa de ser sólo inocuos, no, pueden ser perjudiciales. South Park fue un gran producto que, como Los Simpsons, ha alargado demasiado su existencia, y si bien no podemos negar lo mucho que hizo por el Zeigeist de los años 90 y los primeros años del tercer milenio, tampoco podemos negar cómo ayudó a dañar la mentalidad mundial con su actitud de siempre buscar que ambos lados estén en lo incorrecto, no importa que un lado quiera enjaular niños morenos.
Nunca falta en Tuiter el idiota que dice que “están igual de mal” los que luchan por un derecho básico para los colectivos LGBT+, como PODER CASARSE, que aquellos que opinan que no, que la gente no debe poder casarse a menos que sea hetero.

EL TIRO POR LA CULATA
La mala crítica y la mala sátira también tienen impacto en la sociedad. Nos creamos versiones irreales de las instituciones a las que queremos combatir, pensamos que TELEVISA ES EL ENTE CON MAS PODER DEL PAÍS porque todos repetimos como loritos los mismos chistes que Luis Estrada pone en sus películas.
Nadie se detiene a pensar que tal vez, sólo tal vez, las bodas entre políticos y celebridades de Televisa no eran una forma del PRI de sacar tajada… tal vez era al revés, tal vez era una empresa en franco descenso, que no puede competir en los nuevos mercados que ha creado internet y que cada día pierda más poder y dinero intentando “amarrarse” a la clase política de la provincia mexicana, un lugar donde los Velázquez y los Alitos son como señores feudales, y casar a tus hijas-actrices te garantiza una alianza con poderes facticos.
Por eso no le compro a Estrada que en su “Dictadura perfecta” el Gober sea una crítica a ese PRIismo sátrapa. Si así fuera no estaría pintando a Televisa como el ente más poderoso del país, sabría que la nación está dividida en cotos de poder que dominan los gobernadores y sus households.
Tal vez, tal vez no, pero el punto sería ése. Ponernos a pensar, no a repetir los mismos argumentos que decía Rius hace 30 años, cuando ya sabemos que Rius se equivocó en muchas cosas.

BUSCANDO AL NUEVO MOLOTOV
Gimme tha power se sigue sintiendo sumamente actual, pero eso no quiere decir que no deba ser modificada. Ya hemos visto que el problema no son políticos malos que llegan de fuera a lastimar al pueblo bueno. El pueblo bueno está más que capacitado para joderse a sí mismo, está dispuesto a aceptar a un ogro siempre que sea filantrópico. Además, México nunca fue potencia mundial, ¡abran un libro de historia, señores de Molotov!
Sí, hubo un tiempo en que cosas como La Parodia habrían garantizado que sus actores amarecieran muertos o desaparecidos. Pero ese tiempo fue hace mucho, y también deberíamos hacerle una revisión, porque siempre hay que recordar que el Status Quo se beneficia de que creamos que son malísimos y maquiavélicos y omnipresentes en su maltad.
Hace más de 20 años que tenemos groserías y vulgaridades en la TV. El próximo año se cumplirán dos décadas de que podemos no bajar de pendejo al presidente. Ya no vivimos en el México en el que Molotov o Facundo eran las grandes figuras solamente porque no había nada más para compararlas.
Es hora de conseguirnos algo mejor.
Es nuestro deber admitir que el Rey va desnudo, La crítica y la sátira política en México hace años que dejaron de incomodar al poder.
Ah sí, ¡viva México, cabrones!
